Conflictividad sigue


Unos simpatizantes del partido sandinista celebran en Managua los resultados de las elecciones municipales, los cuales podrí­an ser revisados esta semana (Miguel ílvarez-AFP-La Hora).

Nicaragua inicia semana clave en que oposición tratará de anular comicios.


Nicaragua inicia hoy una semana clave en la que el presidente Daniel Ortega espera superar la crisis polí­tica desatada tras las cuestionadas elecciones municipales y la oposición tratará que el Congreso anule los comicios, revirtiendo la decisión del tribunal electoral.

La crisis postelectoral, con choques en las calles entre seguidores del gobierno de izquierda y la oposición liberal, derivó en una pugna entre poderes del Estado luego que Ortega legitimara por decreto los resultados electorales y calificara de anticonstitucional el intento opositor de anular los comicios.

La oposición pretende, mediante una moción que 41 diputados liberales presentarán mañana, que el Congreso revierta por primera vez en Nicaragua un fallo del Consejo Supremo Electoral, que es autónomo.

Los lí­deres opositores rechazaron el decreto de Ortega, que el presidente anunció el viernes en un mitin del gobernante Frente Sandinista para celebrar su triunfo en 105 de 146 municipios en disputa, y acusaron al mandatario de imponerse a los demás poderes, como el Congreso y el Consejo Electoral.

«El presidente Ortega está tratando de gobernar de facto, como hace un dictador», dijo el candidato opositor a la alcaldí­a de Managua, Eduardo Montealegre, en un programa de televisión anoche en el que reclamó su triunfó en la capital.

Ortega llamó a la oposición a aceptar su derrota en las urnas para superar la crisis. «Ya es hora de ponerle frí­o a esta situación de confrontación», dijo.

Este inédito conflicto alcanzarí­a también al poder judicial si debe intervenir para interpretar las facultades que la Constitución otorga a cada poder del Estado, mientras algunos advierten que hay «un antes y un después» en la polí­tica nicaragí¼ense tras los comicios.

«Es un punto de inflexión. Definitivamente hay un antes y un después (…). Nunca nada será igual después del 9 de noviembre», dijo el comentarista de televisión Carlos Fernando Chamorro, hijo de la ex presidenta Violeta Chamorro y del periodista Pedro Joaquí­n Chamorro, asesinado por la dictadura de Anastasio Somoza en 1978.

El diputado liberal José Pallais reiteró que «el Congreso hará prevalecer la Constitución», por lo que la oposición intentará aprobar una ley que anule las elecciones validadas por Ortega y el Consejo Electoral, y convoque a nuevos comicios municipales.

Pallais dijo que las nuevas elecciones, que costarí­an unos 4,5 millones de dólares, deberí­an contar con observación de la Organización de Estados Americanos y el Centro Carter, algo impedido por el gobierno y el Consejo Electoral en las municipales del 9 de noviembre.

Sin embargo, no está claro si la oposición conseguirá los votos para anular los comicios, puesto que tiene una débil mayorí­a en la Asamblea Nacional de 92 miembros.

Además, el oficialismo ha tenido éxito en esta crisis al conseguir apoyo de magistrados del Consejo Electoral que validaron los resultados oficiales aunque ellos pertenecí­an a las filas liberales.

Ayer, cientos de católicos participaron en una procesión en favor de la paz en torno a la Catedral de Managua, en medio de denuncias de amenazas a sacerdotes que han criticado los comicios.

Procesiones similares se efectuaron en los demás templos católicos del paí­s, tras una convocatoria de la Conferencia Episcopal, que ha pedido al Consejo Electoral que revise los resultados de las municipales.

La ONU, la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos, además de una veintena de paí­ses y organizaciones de la Mesa de Cooperantes de Nicaragua, han criticado la falta de transparencia de los comicios y podrí­an reducir -o cortar- su ayuda a uno de los paí­ses más pobres de América Latina.

La violencia callejera ha desaparecido en los últimos dí­as, debido a que la oposición desistió de salir a protestar, mientras las rotondas de Managua siguen copadas por piquetes de sandinistas que supuestamente rezan por la paz, conocidos popularmente como los «oradores».