Por la naturaleza humana, es lógico el odio de las personas hacia el imperio, me refiero a los Estados Unidos de América, al cual se le adjudican todos los males del mundo, especialmente se le critica por el bloqueo que ha impuesto a Cuba, pero a pesar de eso y las divergencias con ellos, Estados Unidos nunca les ha dejado de vender alimentos, en consideración que es un aspecto humanitario.
A pesar de que en algunas cosas tienen razón, en otras les debemos dar las gracias por acciones que han tomado, aun a costa de miles de vidas de sus ciudadanos, como por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial, cuando liberaron a Francia y a otros países europeos del yugo nazi. En pago a esas acciones, Francia es uno de los principales críticos de los Estados Unidos.
Pero hay algo que debemos admirar de ese imperio, la aplicación de la justicia, allá no hay grandes, pequeños, fuertes, débiles, etc. el que la hace, la paga, no importando que sea juez, ministro, diputado, no como aquí que si bien es cierto que se han ido algunos a la cárcel, algunos de esos funcionarios, es por que descaradamente se han visto implicados en robos millonarios o pertenecen al crimen organizado, pero que si el sistema operara como opera allá, no tuviéramos a ninguno en el Congreso, en el Ejecutivo, en el Organismo Judicial con entidades autónomas, pues la gran mayoría estaría en la cárcel y hasta sus familiares.
Aquí los funcionarios roban, mienten, se pasan la Ley por donde quieren y los sistemas de justicia como que todo estuviera perfecto, pero lo que más desalienta es que la Prensa omite la crítica a esos actos por miedo de perder la publicidad, salvo contadas excepciones.
Me decía una persona que los gringos son «sinvergí¼enzas» pues le habían decomisado una cantidad de dinero por tener amistad con una persona que fue sindicada de acciones ilegales. Por el concepto tan elevado que tengo del sistema de justicia de ese país, le dije que presentara una demanda en una Corte, a lo que me contestó que ya lo había hecho y que el juicio había tardado dos años y no sé cuánto dinero les había costado.
Para no cansarlo me contó que le habían devuelto su dinero, las costas judiciales, intereses, y no me acuerdo si me mencionó que le habían pagado no sé cuánto de daños y perjuicios. Al final yo le hice la observación de que si fueran lo que el dice, no le hubieran devuelto su dinero.
Si bien es cierto que las personas que van a ese país sufren de cierta discriminación por parte de las personas a nivel individual, a nivel institucional y legal las personas no la sufren, pues en lo posible, la Ley mide a todos con la misma vara.