El cantante irlandés Bono se entrevistó hoy con el secretario del Tesoro de Australia, Peter Costello, para pedirle que su país aumente su ayuda exterior, pocos días después de que el primer ministro John Howard criticase las campañas contra la pobreza de la «cultura popular».
  El líder de la banda de rock irlandesa U2 pasó aproximadamente una hora hablando de este tema con Costello, quien el pasado fin de semana presidió la reunión del G20 de Finanzas en Melbourne.
  Bono afirmó que solicitó a Costello que incremente el compromiso de la ayuda exterior australiana a 0,7 % del Producto Interior Bruto, tal como lo hacen otros países industrializados.
  «Australia llegará a 0,7 (%), 0,7 es tan sólo una medida de su seriedad», declaró el rockero a los periodistas después de visitar a Costello en Melbourne.
  «El (Costello) explicó que no es una medida de la eficacia de la ayuda, y yo estuve de acuerdo, pero si la ayuda es eficaz, 0,7 es un compromiso que puede transformar cientos de miles, millones de vidas», explicó.
  Costello, considerado como el sucesor del primer ministro John Howard y que trata de conquistar el voto de los jóvenes suavizando su imagen de tecnócrata, dijo que le agradó entrevistarse con el cantante.
  «Se trata de un tipo auténtico, es un hombre muy encantador, muy sincero», dijo Costello a los periodistas. «Fue una conversación muy cálida y positiva y estoy muy, muy contento de haberla tenido», agregó.
  Sin embargo, Costello no se comprometió a aumentar la ayuda y dijo que indicó a Bono que el interés principal de Australia es lograr que los programas de ayuda sean más eficaces.
  «El afirmó que comprendió nuestro interés en terminar con la corrupción y los regímenes corruptos y yo creo que estamos totalmente de acuerdo en que hasta que se pueda demostrar que la ayuda es utilizada correctamente, no tiene sentido dar más», sostuvo.
  Durante la conferencia del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) realizada el pasado fin de semana en Hanoi, el primer ministro australiano John Howard criticó a los «líderes de la cultura popular» que dan lecciones sobre la pobreza pero no reconocen que la globalización ha ayudado a millones de los más pobres del mundo.