La República de China, con asiento en Taiwán, sigue amenazada de invasión por la China continental, en la que fue impuesto el régimen comunista desde los días caracterizados por la fuerza bruta de Mao Tse-tung y sus huestes…
Valga decir que los regímenes comunistas que existen o que han existido en algunos países del mundo han sido impuestos, como quien dice, a sangre y fuego y, en parte, por alguna «convicción» -reconozcámoslo- o por mero «aventurismo» de líderes y liderejos, o bien por la conveniencia de minorías resentidas que todo lo cifran en la violencia, más no por convicción o voluntad de las mayorías. Habrá excepciones, escasas excepciones, respecto de lo que decimos.
En Cuba, por ejemplo, casi toda la población repudiaba la dictadura de Fulgencio Batista, el sargentote retranquero de Bayamo, y fue así como se crearon las condiciones para que Fidel Castro y sus seguidores le provocaran una caída estruendosa de mucha resonancia internacional.
Pues bien, volviendo a la línea de comentario en cuanto al tema de la situación de la República de China, traeremos a cuento conceptos salientes del actual presidente de ese «pequeño gran Estado» insular del sudeste asiático, Ma Ying-jeou.
En valiente discurso pronunciado ante una multitud de ciudadanos taiwaneses, Ma se refirió a su patriótico gran compromiso de preservar la paz a través del Estrecho de Taiwán, a la vez de recalcar su promesa solemne de reforzar la defensa del país en contra de las amenazas militares de China continental.
Indudablemente con pleno dominio de las realidades, el supremo mandatario del «pequeño gigante» asiático manifestó que entre los dos lados del Estrecho no habrá guerra durante los próximos cuatro años, como lo expuso en su campaña presidencial y confía más acerca de lo mismo ahora que empuña las riendas del poder, como lo hizo ver con todo énfasis.
Más adelante, Ma hizo hincapié en que Taiwán debe mantener una fuerte defensa aun si el país no se ve en el caso de entrar en guerra con la China continental.
Según Ma Ying-jeou, el gigante comunista «es para Taiwán tanto una oportunidad como una amenaza. Como Presidente, su responsabilidad es aumentar al máximo la oportunidad y minimizar la amenaza», añadió.
La República de China hace ímprobos esfuerzos empeñada en salvaguardar su soberanía y mantener la dignidad y la vida pacífica de los 23 millones de su población.
Significativamente citó el gobernante taiwanés estas palabras lapidarias del fallecido presidente de los Estados Unidos de América John F. Kennedy: «Nunca negociaremos debido al temor, pero nunca tendremos temor de negociar».
Ma afirmó que mientras más fuerte sea Taiwán, mayor ventaja disfrutará en las negociaciones a través del Estrecho porque es necesario mantener un equilibrio militar para alcanzar la paz.
Como uno de los requisitos para que se llegue a un feliz acuerdo de paz, el mandatario de la República de China ha solicitado a la China comunista el retiro de más de mil misiles que tiene apuntando hacia Taiwán.
Numerosos países del mundo, del campo democrático, tienen los ojos puestos en la República de China (Taiwán), cuyos pueblos desean que China comunista desista ya, pero realmente ya, de amenazar a ese reducto de la libertad y de progreso para que pueda mantener la integridad territorial con absoluto respeto a su soberanía y a su independencia, incluso para que vuelva a ocupar un escaño en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como para que pueda participar en las actividades y en los servicios humanitarios que prestan sus diferentes organismos a nivel mundial.