Una batalla que rinde frutos


En estrecho de Malaca, paí­ses asiáticos están ganando pulso a los piratas.


Los paí­ses del sureste asiático están ganando de momento la batalla contra la piraterí­a en el estrecho de Malaca, aunque si bajan la guardia, esa zona clave para el comercio mundial podrí­a verse de nuevo infestada de bandidos, advirtió hoy la Oficina Marí­tima Internacional.

De enero a septiembre, sólo se han producido dos tentativas de ataque, frente a las 38 agresiones registradas en 2004 y las 75 del año 2000, según la Oficina Marí­tima Internacional (IMB por sus siglas en inglés), con sede en Malasia.

El estrecho de Malaca, por el que transita el 40% del comercio mundial, incluida buena parte de las importaciones energéticas chinas y japonesas, es uno de los principales puntos de paso entre el océano índico y el Pací­fico.

«Si los piratas intentaran ataques como los que tienen lugar en Somalia, serí­a difí­cil para ellos, porque los gobiernos de la región no dudarí­an en tomar medidas», dijo Noel Choong, director del Centro de Observación de la Piraterí­a de la IMB.

Según cifras de la Oficina Marí­tima Internacional, 94 barcos han sido atacados por piratas somalí­es en el océano índico y en el Golfo de Adén este año, en una escalada coronada el sábado por la captura del superpetrolero saudí­ «Sirius Star», cargado con dos millones de barriles de petróleo.

Pese a destacar el menor número de abordajes en el estrecho de Malaca, la IMB mantuvo su advertencia sobre esa zona, donde los piratas están adoptando un «perfil bajo» arredrados por la frecuencia y la eficacia de las patrullas, según Choong.

El estrecho, de 800 kilómetros de largo, bordeado por Singapur, Malasia y la isla indonesia de Sumatra, fue teatro de frecuentes ataques piratas en el pasado, y hace apenas tres años fue calificado como el punto más peligroso del mundo por el asegurador marí­timo británico Lloyds.

El estrecho de Malaca está sembrado de islas del archipiélago indonesio que sirven de refugio ideal a los piratas.

Pero desde 2004, Indonesia, Malasia y Singapur, con la ayuda de Estados Unidos, empezaron a coordinar patrullas por temor a que algún petrolero fuera secuestrado por terroristas.

En los dos ataques perpetrados este año en el estrecho de Malaca, el primero el 1 de febrero ante la ciudad indonesia de Medan y el segundo el 10 de mayo ante la costa norte de Sumatra, los piratas no lograron abordar las embarcaciones.

Al contrario que en el sureste asiático, «en Somalia no hay un gobierno propiamente dicho, y no hay cooperación entre los Estados del Golfo de Adén. Esos paí­ses son incapaces de garantizar la seguridad marí­tima por falta de recursos», destacó el analista Ramli Nik, del Instituto Marí­timo de Malasia.

El profesor Ralf Emmers, especialista en seguridad marí­tima en la Escuela S. Rajaratnam de Estudios Internacionales en Singapur, recordó que la piraterí­a «está relacionada con las circunstancias socioeconómicas» de una región, y que «eso explica en parte» el aumento de ataques en Somalia, una de las zonas más pobres del mundo.