«Redescubren» los microcréditos


Microcréditos. Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz por su programa de microcréditos.

Robert Annibale no es exactamente un banquero tí­pico: incansable trotamundos del gigante Citibank, suele atender a clientes analfabetos y no poseen ahorros ni cuentan con garantí­as para obtener créditos.


Los grandes bancos internacionales jamás se habí­an interesado hasta ahora en contar entre sus clientes con la gente más pobre del mundo, pero banqueros como Annibale parecen haber despertado súbitamente a la idea de que los pobres constituyen un mercado de un potencial insospechado.

«Se trata de extender el acceso a los servicios financieros a toda clase de gente. Hay cientos y cientos de millones de personas que son económicamente activas pero no tienen cuentas bancarias», declaró Annibal, que es director mundial de microcrédito del gigantesco Citigroup neoyorquino.

El banquero estadounidense llegó de Londres para participar en la Cumbre Mundial de Microcrédito realizada esta semana en Halifax (Canadá), cuyo invitado estrella es el Premio Nobel de la Paz, el bangladesí­ Muhammad Yunus, galardonado por concebir y lanzar en sus paí­ses un método de combate a la pobreza.

La estrategia de Yunus consiste en prestar pequeñas sumas de dinero a personas pobres para permitirles desarrollar sus pequeños negocios, como un puesto de frutas y legumbres o un taller artesanal.

En su libro «El banquero de los pobres», Yunus recuerda cómo los banqueros de su paí­s se le rieron en la cara hace algunos años, cuando les planteó por primera vez su idea de prestar dinero a los desheredados.

Pero ahora ya no se rí­en, sino que hacen cola para ofrecer sus servicios a los «sin banco», con la expectativa de que los pobres se conviertan en clientes prósperos en el futuro.

«Dos tercios de la población mundial no tienen acceso a los bancos tradicionales», recuerda Yunus.

En Halifax, banqueros del Deutsche Bank, del ING, y el director del Banco Estado de Chile, José Manuel Mena Valencia, participaron el lunes en un debate sobre cómo los grandes bancos comerciales pueden trabajar en el microcrédito.

Los bancos comerciales son por ahora «participantes menores» en el microcrédito, pero «deberí­an ser más ambiciosos», estimó Gera Voorrips, un especialista en microcrédito del grupo bancario ING.

«Todo el mundo deberí­a ser recibido como cliente no importa por qué banco», añadió Voorrips.

Cansado de intentar convencer a los banqueros tradicionales, Yunus creó su propio banco, el Grameen Bank, en 1983, que propuso préstamos a 6,6 millones de pobres, en su mayorí­a mujeres.

La capacidad del Banco Grameen de recuperar el dinero fue lo que llamó la atención de Citigroup y de otros bancos. Su porcentaje de recuperación de los préstamos está cerca de un 99%, a pesar de tasas de interés que pueden llegar al 20%.

Hasta ahora, el banco Grameen prestó 5.700 millones de dólares, de los cuales ya se reembolsaron 5.100 millones de dólares.

Citigroup, que ganó esta suma en un trimestre, estima que podrá utilizar su conocimiento de las instituciones de microcrédito para constituir una futura base de datos de clientes.

El banco estadounidense y su filial en México, Banamex, recaudaron 70 millones de dólares en los mercados financieros en los últimos años para ’Compartamos’, el mayor especialista en microcrédito en América Latina.

«Tienen muy de buenos resultados en materia de reembolsos. Hay una población ignorada que habrá de beneficiarse con servicios del sector financiero», explicó Annibale.

El poderoso Citigroup se unió a proyectos de microcrédito en Bangladesh, India, Indonesia, México, Perú y Rumania.