Una conferencia sobre el diálogo interreligioso al servicio de la paz culminó en la ONU con una declaración en la que se reafirma el apoyo a la promoción del diálogo y de la tolerancia, así como al respeto de las diferentes culturas y religiones.
Los asistentes han «subrayado la importancia de la promoción del diálogo, de la comprensión y de la tolerancia entre seres humanos, así como del respeto de sus distintas creencias, religiones y culturas», señaló en una declaración leída a la prensa el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
También «afirmaron su rechazo del uso de la religión para justificar asesinatos de inocentes y actos de terrorismo, de violencia y coerción, en contradicción directa con la adhesión de todas las religiones a la paz, la justicia y la igualdad».
El presidente estadounidense, George W. Bush, dijo en la conferencia interreligiosa promovida por Arabia Saudita, que la posibilidad de cambiar de religión es un derecho humano fundamental.
Bush felicitó a su aliado, el rey saudita Abdulá, por su iniciativa, pero al mismo tiempo planteó un dilema al estricto reino árabe, que tolera solamente la religión islámica en su territorio.
En su discurso, Bush destacó que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada hace 60 años, consagra «el derecho a elegir o cambiar de religión y el derecho a profesar la fe en público o privado».
«La libertad incluye el derecho de cada uno de practicar la religión que quiera», dijo Bush ante los asistentes al encuentro en la ONU, en el segundo día de un congreso sobre el diálogo interreligioso que reúne a 80 países, 20 de los cuales están representados con sus jefes de Estado o de gobierno.
La conferencia fue convocada para discutir la forma de evitar las divisiones religiosas y sociales que han sido calificadas como «choque de civilizaciones».
El saliente presidente de Estados Unidos no se lamentó por las polémicas guerras en Irak y Afganistán. Muchos en el mundo islámico ven a este país como el agresor, pero Bush afirmó que su nación está «protegiendo» a los musulmanes.
«A través de generaciones, nuestro país ha ayudado a defender la libertad religiosa de otros; desde la liberación de los campos de concentración en Europa, a la protección de los musulmanes en lugares como Kosovo, Afganistán e Irak», dijo Bush.
Los oradores europeos hablaron de la supremacía de los derechos humanos individuales, en discursos que contenían veladas críticas a los gobiernos islámicos.
Entretanto, los representantes de los Estados musulmanes se refirieron repetidamente a lo que describen como la intolerancia occidental al Islam.
El presidente paquistaní, Asif Zardari, tocó el tema al afirmar: «El miedo imaginario hacia nuestra religión ha creado una nueva forma de discriminación y está alimentando nuevas tensiones», dijo.
El miércoles, el soberano saudita había lamentado en su alocución que, «a lo largo de la historia, los diferendos entre religiones y culturas hayan llevado al fanatismo y desatado guerras destructoras, y el derramamiento de sangre sin ninguna justificación».
El rey Abdulá, a la cabeza de una monarquía ultraconservadora wahabí, doctrina rigurosa del Islam, había invitado en Madrid, en julio de este año, a este «diálogo constructivo para abrir una nueva página de reconciliación tras tantos conflictos» entre las religiones.
Pero el monarca fue luego criticado por varias ONG, que llamaron a Arabia Saudita a practicar la tolerancia en su casa antes de abogar por ella en la ONU.
«No hay libertad religiosa en Arabia Saudita, pero el reino pide al mundo que escuche su mensaje de tolerancia religiosa», declaró el martes pasado Sarah Leah Whitson, directora para Medio Oriente del organismo de derechos humanos Human Rights Watch.
No obstante, los líderes mundiales coincidieron en felicitar al rey como pionero en el intento de construir puentes entre el mundo islámico y el occidental.