Erotismo femenino


El objetivo de este y otros artí­culos es cuestionar la práctica de las relaciones sexuales y evaluar posibilidades para que estas se lleven a cabo con mayor entendimiento y placer. Para ello se ha consultado, en especial, a una sexóloga española (Fina Sanz) que utiliza el enfoque de género para visualizar posibles conflictos, falta de entendimiento de la dinámica del sexo, del placer o displacer dentro de las relaciones de pareja.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Bastantes mujeres están alienadas de su erótica. No tienen claramente conciencia de las fuentes de su placer y de su rico mundo de sensaciones; o las rechazan como tales para no «sentir» o bien tratan desesperadamente de imitar la erótica del hombre.

Las mujeres al ser educadas para no pedir, para dar y disponerse para el otro/los otros, priorizando los deseos del hombre y poniéndose en un segundo plano, algunas han ido anulándose.

La mayorí­a de mujeres en su relación sexual con los hombres encuentran falta o inexistencia de ternura, monotoní­a, rutina tanto en la relación sexual como en la vida cotidiana: escasez de caricias o limitación de estas a tan solo tres partes de su cuerpo: boca, pechos y genitales; rapidez y brevedad en los encuentros; dificultad para comunicarse desde lo personal: es mirada como objeto sexual y no como persona.

Ante la insatisfacción producida en los encuentros, muchas mujeres desean que el acercamiento o la relación coital con el hombre acabe cuanto antes y la deje dormir o continuar con sus cosas.

Algunas caracterí­sticas psicológicas del erotismo femenino:

1. Gran sensibilidad corporal con difusión global de sus sensaciones. La mujer goza de su cuerpo mediante las caricias corporales, produciéndose en ella una percepción de globalidad. La sensación se difunde como una totalidad. Estas caricias hacen sensible a todo su cuerpo, un beso en el cuello, halagos al oí­do, mimos realizados en un juego de manos, en el tocar del pelo, en la suavidad y dulzura con que se dirigen a ella.

«El sueño del pato que le hace el amor» Este es un cuento de Jacinta Escudos, ejemplifica la necesidad de afecto y la globalización de las relaciones sexuales en las mujeres:

«ARCADIA HACE el amor con un inmenso pato blanco. El pato es tan grande como ella. Ella lo besa y el pato tiene las plumas muy blancas, calientes, limpias y suaves. El pato, para abrazarla, abre las alas y la envuelve con ellas y Arcadia, en vez de pasión, siente intensa ternura».

2. Cierta anestesia genital, especialmente vaginal, sobre todo en aquellas mujeres que han tenido poca experiencia con sus genitales.

3. Las sensaciones adquieren emocionalidad, se las interioriza. Un ejemplo de ello es que el encuentro sexual y el sentimiento amoroso van frecuentemente unidos.

4. Percepción sexual globalizadora. La mirada hacia el otro/la otra es totalizadora. Se percibe un conjunto de partes. Dentro de esta percepción global, tienen mucha importancia los sentidos y las fantasí­as eróticas.

5. Los sentidos se desarrollan en el conjunto de la vida cotidiana de la mujer, en las actividades no especí­ficamente sexuales.

6. En las fantasí­as eróticas, aparece el juego de lo permitido y lo no permitido en el mundo femenino, lo valorado y lo rechazable, las imágenes genitalistas y las románticas.

7. El cultivo del espacio erótico interior, o la clandestinidad, lo oculto, lo secreto.

En las sociedades sexualmente represivas para la mujer, ésta desarrolla básicamente su sexualidad en la clandestinidad, tanto en cuanto a sus fantasí­as como en sus comportamientos.