Los holandeses votarán el miércoles próximo en legislativas anticipadas, al cabo de una breve campaña donde se enfrentaron el primer ministro cristiano-demócrata saliente, Jan Peter Balkenende, favorito gracias a su balance económico, y el joven laborista Wouter Bos.
El tema de la inmigración, que después de la aparición del líder populista Pim Fortuyn y del asesinato por parte de un musulmán radical del cineasta Theo Van Gogh dominó el debate público, está ahora casi totalmente ausente de la campaña.
La política de inmigración restrictiva implementada por la controvertida ministra liberal Rita Verdonk ha logrado el consenso de los principales partidos y, junto al balance económico, es una de las bazas del gobierno saliente.
Asimismo, las cuestiones internacionales, incluso la de Europa, que fue otrora de primer orden, está ausente del debate electoral.
Unos 12 millones de electores deben elegir 150 diputados a la cámara baja del parlamento, de la cual saldrá la próxima coalición gubernamental, dirigida tradicionalmente por el partido vencedor.
Según los sondeos, cristianos-demócratas (CDA) y laboristas (PvdA) podrían constituir una «gran coalición», el tipo de gobierno más frecuente desde la guerra.
El CDA, que ha dirigido tres gobiernos sucesivos desde 2002, seguiría siendo el primer partido, pues el PvdA que disputaba el liderazgo en las últimas municipales de este año había perdido terreno.
La incógnita la constituye el resultado que tendrá el pequeño Partido socialista (SP, extrema izquierda), que se convertiría en la tercera formación al reunir los votos de protesta de los holandeses preocupados por cuatro años de importantes reformas liberales.
Jan Peter Balkenende aplicó en el país una política de austeridad que le hizo perder terreno en los sondeos de popularidad, pero que a la larga parece haber dado sus frutos.
Después de privatizar ampliamente el sistema de salud, la energía y los transportes, los índices económicos actuales indican un porcentaje de desempleo del 5,2%, un crecimiento de 3,5% y un déficit público de 0,1% del PIB y un excedente esperado para 2007 de 0,2%.
Frente a Wouter Bos, de 43 años, Balkenende puede mostrar su experiencia, aún cuando el líder laborista fue ministro delegado de Finanzas de 2000 a 2002.
Bos, ex ejecutivo de Shell, de físico atractivo, con una voluntad de modernizar un partido con profundas raíces sindicales y de gran desplante, permitió en gran medida el que el PvdA lograra resultados históricos en las legislativas de 2003 y en las municipales de este año.
Paradójicamente, esta buena imagen ahora le hace perder ventaja y lo hace aparecer como poco creíble, según las encuestas.
Sus detractores, incluso en el interior de su partido, le reprochan sus ambigí¼edades. «Blairista» en su discurso, sin embargo no lleva en su programa una liberalización de la normas de despido.
Más aún, había eliminado a los candidatos de origen turco que cuestionan el tema del genocidio armenio, antes de pronunciarse él mismo contra el empleo de este término.