Los gobiernos de México y Panamá actúan de intermediarios para un diálogo con «agenda abierta» entre Nicaragua y Estados Unidos a petición del presidente electo Daniel Ortega, quien asumirá el 10 de enero, en un intento por acercarse al que fue su enemigo en los años ochenta.
Ortega, que en su anterior administración (1979-1990) se enfrentó a Washington en el contexto de la Guerra Fría, ha recurrido a México y a Panamá para proponer a Estados Unidos un «diálogo formal», de acuerdo con fuentes cercanas al mandatario electo, que hablaron a la AFP bajo condición de anonimato.
Junto a los emisarios mexicanos y panameños también estarían actuando estadounidenses, -aunque no se determinó su carácter- favorables a un acercamiento entre las autoridades electas el pasado 5 de noviembre y sus pares de Estados Unidos, apuntó la fuente.
«Es lógico que tengamos una relación con Estados Unidos, en un plano de respeto mutuo», añadió el informante.
México y Panamá, junto con Venezuela y Colombia, integrantes del Grupo Contadora (nombre dado por el lugar del encuentro en la Isla de Contadora -Panamá) a mediados de 1983, tuvieron un papel destacado en la mediación del proceso de paz en Centroamérica, escenario de conflictos en Guatemala, Nicaragua, El Salvador.
La propuesta de Ortega habría sido bien recibida por el Departamento de Estado que considera «posible» establecer un «diálogo y una agenda» con el futuro presidente, según dijeron a AFP fuentes diplomáticas en Washington.
Estados Unidos, que no ha hecho una declaración oficial sobre la victoria de Ortega, ha bajado el tono mantenido por funcionarios de Washington y de la embajada en Managua durante la campaña electoral para impedir su victoria, invocando sus «credenciales democráticas dudosas».
El acercamiento con Estados Unidos sería parte de una ofensiva política y diplomática que despliega Ortega desde que se anunció su victoria, la semana pasada, ante sectores económicos, financieros y religiosos para darles una señal de confianza y garantías cuando asuma el gobierno el 10 de enero.
Los rápidos contactos, especialmente con agentes económicos y financieros contribuyeron a dar confianza y estabilidad a la actividad económica que ocho días después de los comicios se desarrolla con normalidad, según los involucrados.
«Todo está volviendo a la normalidad (…) el país está totalmente listo para trabajar con la nueva administración», declaró el gerente del Grupo Financiero Lafise, Arturo Zamora, en un encuentro del sector financiero con la prensa.
Los banqueros estimaron que un nuevo signo de que la política macroeconómica se mantendrá inalterable en el país, será dada por un encuentro entre Ortega y una misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) de visita en el país para evaluar el desempeño de la economía en el actual gobierno del presidente Enrique Bolaños.
La presencia de la delegación aprovechará su estancia en el país para reunirse con las autoridades electas, lo que sería la antesala de la discusión de un nuevo programa a negociar con ese organismo, según dijo el presidente del Banco Central, Mario Arana.