Por una cuestión insignificante se vieron envueltos en un disgusto los escritores españoles: Ramón del Valle-Inclán y Manuel Bueno.
César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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Sin quererlo, don Manuel le provocó una leve herida en la mano derecha a don Ramón, el cual no le dio mucha importancia.
Pero días después la herida se le infectó, y hubo necesidad de amputarle el brazo; don Manuel se sintió apenado por las consecuencias de su arrebato.
Lleno de vergí¼enza por su proceder, decidió visitar al recién operado, para pedirle disculpas.
-No tenga cuidado- respondió el herido-; aún somos amigos y me queda todavía la mano izquierda para estrechar la suya.
LOS VERDADEROS AMIGOS, SIEMPRE SE PERDONAN.