Sismo polí­tico en Austria


Wilhelm Molterer, vicecanciller austrí­aco y candidato a primer ministro del Partido Popular, se abre paso entre los periodistas que quieren conocer su opinión tras las elecciones de ayer.

El fuerte avance de la extrema derecha en detrimento de los dos grandes partidos austrí­acos, los socialdemócratas y los conservadores, en las elecciones legislativas anticipadas de ayer, desató un sismo polí­tico en Austria.


«Es muy sencillo, los votantes protestaron contra el mediocre rendimiento de los aliados de la ex gran coalición» izquierda-derecha, que tiraron la toalla en julio tras 18 meses de parálisis gubernamental, explicó el politólogo Peter Hofer.

«Los austrí­acos estaban furiosos, hasta un punto poco habitual y votaron con la ira en el cuerpo», añadió el editorialista del diario Standard.

El mensaje de los electores no deja lugar a dudas: los socialdemócratas (SPO) se sitúan por primera vez en su historia bajo la barrera del 30%, con 29,7% de los votos, y los conservadores (OVP) encajaron el peor resultado jamás obtenido con tan sólo el 25,6% de los sufragios.

La extrema derecha, por el contrario, entre los dos partidos, el FPO del ardiente Heinz-Christian Strache y el populista BZO de Jorg Haider, suma un 29%, rozando el resultado de los socialdemócratas, que pese a la debacle se mantienen como primera fuerza polí­tica del paí­s.

«Este gran desbarajuste», según titula el periódico Die Presse, refleja el hartazgo general de los austrí­acos, testigos de las querellas interminables entre las dos grandes formaciones incapaces de lanzar la muy esperada reforma fiscal, una de las promesas estrellas de sus respectivas campañas en 2006.

Ayudados en 2008 por la inflación y la crisis financiera al otro lado del Atlántico, que comienza a desestabilizar a Europa, los partidos populistas han sabido captar la atención de los votantes centrando su campaña en los temas sociales que tanto preocupan a la gente.

Heinz-Christian Strache, de 39 años, reivindicó la paternidad de la reducción a la mitad del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) de los medicamentos, adoptada in extremis a propuesta de los socialdemócratas gracias a los votos de la extrema derecha durante un maratón en el Parlamento tres dí­as antes de los comicios.

Jorg Haider, cuyo partido ya gobernó a nivel nacional con el canciller conservador Wolfgang Schussel en el 2000, una alianza que no gustó a la Unión Europea (UE), propuso soluciones sencillas y cifradas para ayudar a la clase media y a la popular a afrontar la carestí­a de la vida, relegando a un segundo plano sus posiciones sobre la inmigración.

Su táctica dio fruto: casi duplicó a nivel nacional su resultado, pasando del 4,1% de 2006 al 11%.

Queda por ver qué combinación polí­tica gobernará Austria durante los próximos cinco años, habida cuenta de que la obtención de una mayorí­a se anuncia muy difí­cil, y va para rato.

El futuro canciller federal, que con toda probabilidad será Werner Faymann, nuevo jefe de filas de los socialdemócratas, deseó anoche «un gobierno capaz de garantizar la estabilidad» y descartó una alianza con la extrema derecha.

El jefe de esta última, Heinz-Christian Strache, le lanzó una indirecta diciéndole que una «coalición a dos podrí­a ser una garantí­a de estabilidad». En cuanto a escaños se refiere, el SPO y el FPO podrí­an gobernar con una mayorí­a de 93 diputados sobre 183.

El BZO de Jorg Haider, llegado en cuarta posición, no excluye una alianza con nadie.

Según Werner Faymann, una nueva gran coalición izquierda-derecha no es posible más que con nuevas caras en el OVP. El caso es que el jefe de filas de los conservadores, Wilhelm Molterer, se aferra al puesto y podrí­a verse tentado por una alianza con la extrema derecha, como en el 2000.

Y eso que Strache y Haider parecen poco proclives a asociarse para gobernar.

De todas formas, a la vista de la derrota de su partido, Molterer podrí­a ceder el puesto este mismo lunes tras una reunión ejecutiva de la OVP.