El Congreso de la República pronto estará legalmente en condiciones de elegir a la nueva junta directiva que lo presida el año entrante. Los 158 diputados gozan de los mismos derechos y obligaciones, todos están calificados legalmente para presidir el Organismo Legislativo, ser parte de su junta directiva o presidir una de las comisiones permanentes o extraordinarias. Esa es la teoría, en la práctica es responsabilidad de los partidos políticos, de las bancadas y de los mismos diputados hacer un análisis de qué es lo que le conviene al país, al parlamento, que en este momento más que nunca, está en el ojo del huracán.
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Cada Congreso es distinto. Cuando como hoy, el partido oficial no cuenta en su bancada con la mitad más uno de los diputados debe saber tener la habilidad, la sagacidad de comprender cuál es su principal objetivo, éste debe ser lograr los mejores resultados, viabilizar el apoyo al Ejecutivo, controlar y presidir el mayor número de comisiones, etc. Las características de un jefe de bancada del partido oficial son distintas a las de un presidente, para la UNE es más determinante, urgente un buen jefe de bloque que un presidente o un puesto en la Junta Directiva del Congreso.
También el Partido Patriota no cuenta con mayoría parlamentaria, su papel ha sido de permanente oposición con el objeto de justificar la pretensión de que su secretario general, Otto Pérez Molina, sea el próximo Presidente de la República. Si preside el Legislativo y fracasa, el costo se reflejará en las elecciones generales. Su jefa de bancada ha demostrado ser una crítica severa, alineada con su movimiento político, papel que perdería si ella y su partido presidieran el Congreso.
En un momento como el actual, después de sufrir el señalamiento y el deterioro, es de suma importancia elegir como presidente a alguien que tenga la madurez, la ecuanimidad, la habilidad, el tino de conciliar, la experiencia de conducir el Congreso, de tal forma que mejore su imagen, recobre prestigio y sirva como corresponde al pueblo que los eligió. Esa tarea es de todos y cada uno de los diputados, de sus respectivas bancadas, también es de los comités ejecutivos de los partidos representados en el parlamento, no hacerlo da pie y espacio a que conocidos grupos sigan criticando y desgastando al legislativo y a la democracia, pretendiendo -sin justificación técnica alguna- que se reduzca y congele el número de diputados, incomprendiendo que el Listado Nacional debe ser el espacio político de los líderes partidarios nacionales, y que los cambios que en ese sentido se proponen, en lugar de mejorar, harían retroceder la representatividad legislativa distrital y nacional.
Esperemos que el Presidente y Vicepresidente de la República respeten la separación de poderes, con mayor razón ahora que ninguno de los dos es secretario general o secretario general adjunto del partido de gobierno, y no cometan el grave abuso de preelegir como lo hiciera í“scar Berger, en Casa Presidencial, a quien después fue el anodino presidente del Congreso, Jorge Méndez Herbruger, porque hacerlo es violar la Constitución, es ser corresponsable políticamente de cualquier error u omisión que cometa quien preside el Legislativo y peor aún, es cometer un evidente delito.
La tentación de interferir o intervenir, tanto en la elección del Parlacen, como en la del Congreso de la República, es humana pero compromete a quien lo hace. En la democracia se necesita dar el ejemplo, respetando y fomentando la separación de poderes y el Estado de Derecho.