La exploración espacial es imperativa para la supervivencia de la humanidad, pero está llena de incógnitas y apenas comienza, estima el director de la NASA, Michael Griffin, en una entrevista concedida con motivo del 50 aniversario de la agencia espacial.
«Creo que la perennidad del género humano depende (de nuestra capacidad de explorar el espacio) ya que a largo plazo las poblaciones humanas deberán diversificarse para sobrevivir», explica Griffin, que dice compartir la opinión del astrofísico británico Stephen Hawking sobre la cuestión.
«Hemos ido a la Luna de la misma forma que Cristóbal Colón se aventuró en América. Viajó meses para quedarse unas semanas antes de regresar a Europa, lo que implica que no podía realmente decir que había explorado el nuevo mundo», prosigue el jefe de la NASA.
«Nosotros hemos apenas rozado así otros mundos y la Luna, Marte (…) estarán ahí durante siglos y milenios para que los humanos aprendan a conquistarlos y a explotarlos», estima Griffin, que añade que no se puede esperar demasiado.
«Es por lo que pienso que debemos volver a la Luna, es la próxima etapa lógica ya que se encuentra a unos días de vuelo de la Tierra», añade destacando que Marte se encuentra a unos meses.
Pero Griffin reconoce que, al igual que los exploradores del siglo XV se lanzaron a su aventura sin estar seguros de lo que iban a encontrarse, «ignoramos si la exploración espacial podrá ser explotada en beneficio de los humanos en la Tierra».
Y esta incertidumbre «necesita de un acto de fe» para emprender la aventura espacial como en la época de Cristóbal Colón, estima Griffin.
El director también destaca que las tecnologías actuales son nacientes. «En términos de tecnologías del espacio, estamos donde estaban los vikingos con sus conocimientos de navegación marítima» en el año 1000, cuando llegaron a las costas americanas, y no al de Cristóbal Colón.
Colón disponía de 400 años suplementarios de tecnologías europeas cuando navegó hacia América. Para el espacio «tenemos sólo 50 años de tecnologías», observa Griffin, un respetado ingeniero espacial.
Retomando las conclusiones de la oficina de investigación del accidente del Columbia en 2003, Griffin apunta que «el hecho de dar vueltas alrededor de la Tierra en órbita baja durante tres décadas no constituía un objetivo aceptable de la política espacial estadounidense».
El ingeniero recuerda que esta catástrofe llevó a Estados Unidos a decidir ponerse objetivos espaciales más ambiciosos, como la vuelta de los estadounidenses a la Luna antes de 2020 y más allá de esta fecha una misión habitada a Marte en el marco del nuevo programa Constelación, con la cápsula Orión.
Michael Griffin estima que el presupuesto de la NASA (17.000 millones de dólares anuales) es suficiente para desarrollar Constelación, sobre todo con el retiro de los tres transbordadores en 2010, cuando se finalice la Estación Espacial Internacional (ISS).
Apunta sin embargo que la NASA no dispone del presupuesto que se asignó a Apolo en los años 60 para ir a la Luna, aunque insiste en la necesidad, vistos los costos y las limitaciones presupuestarias, de una cooperación internacional incrementada sobre el modelo de la ISS, en el que participan 17 países incluidos Estados Unidos, Rusia, Japón y los miembros de la Unión Europea.
«Pienso que Estados Unidos todavía garantiza sólo su programa espacial, pero esto cambiará con la próxima generación», predice.
«Pienso que Europa está totalmente lista (…) a ir con nosotros a la Luna», añade Griffin, según quien China «podría también colaborar en este proyecto».