ONU quiere ahondar esfuerzos para reducir la pobreza


El lí­der máximo de la ONU, Ban Ki-moon, reúne hoy a los jefes de Estado y gobierno del mundo para tratar de avanzar hacia la reducción de la pobreza, mientras que la tormenta financiera amenaza con repercutir en la crisis de alimentos y energí­a.


A medio camino de 2015, la fecha tope fijada para obtener los Objetivos del Milenio (ODM), el objetivo es «evaluar los progresos logrados, identificar las fallas y decidir acciones concretas para corregirlas», según el programa de la reunión de un dí­a, en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Entre los ocho objetivos aprobados por los dirigentes mundiales en 2000 está la reducción a la mitad de la pobreza extrema y del hambre para 2015 con respecto a sus niveles de 1990, el retroceso de las grandes pandemias (sida, paludismo), de la mortalidad infantil y del analfabetismo.

Los objetivos también incluyen la igualdad de género, la mejora de la salud materna, la protección del medio ambiente y la creación de una cooperación mundial para el desarrollo.

En ese sentido, Cuba denunció este miércoles ante la ONU el creciente abismo entre ricos y pobres que vuelve «un sueño irrealizable» a los ODM.

«Cada dí­a se profundiza más el abismo entre ricos y pobres», dijo ante la Asamblea general de la ONU el vicepresidente cubano José Machado.

En un reporte del 11 de septiembre pasado, Ban estipulaba progresos mitigados, desiguales según las regiones –estando ífrica Subsahariana muy atrasada– en el alcance de los OMD, pero también de la aparición de nuevos desafí­os como la desaceleración económica mundial y el calentamiento global.

Destacando la necesidad de «galvanizar la voluntad polí­tica y de movilizar los recursos» para lograr los objetivos, Ban advirtió que contaba el apoyo de «los dirigentes de los paí­ses desarrollados».

El derrumbe del sistema financiero que obligó al gobierno estadounidense a plantear un plan de rescate de 700.000 millones de dólares, hizo temer repercusiones mundiales que provoquen una reducción de la ayuda a los más desamparados.

El lunes, tras una primera cumbre dedicada a ífrica especí­ficamente, la Asamblea General adoptó una declaración polí­tica que pide que se cumplan las promesas de la cumbre del G8 en Gleneagles (Gran Bretaña), «especialmente el compromiso adoptado por muchos de los paí­ses desarrollados de dedicar 0,7% de su producto interior bruto a la ayuda al desarrollo antes de 2015».

La declaración pide asimismo a los paí­ses desarrollados «donar una parte de 0,15% a 0,20% de ese mismo ingreso a los paí­ses menos avanzados», de los cuales la mayorí­a se encuentra en ífrica.

El G8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) se comprometió en julio de 2005 en Gleneagles a aumentar la ayuda a ífrica a 50.000 millones de dólares por año de ahora a 2010, esto es, el doble con respecto a 2004.

La ví­spera de la cumbre, se multiplicaban los gritos de alarma.

Según ActionAid, la mortalidad materna, uno de los ODM más difí­cil de lograr, no disminuye. Asimismo, el hambre en el mundo se agravó por el alza de los precios energéticos y alimentos.

«El costo de la canasta alimentaria básica aumentó una media de 80% en dos años», afirmó el miércoles en un comunicado esta ONG con sede en Sudáfrica. «Como consecuencia, 100 millones de personas integraron las filas de los hambrientos y otros 750 millones corren el riesgo de sufrir hambre crónica».

ActionAid estima que «cerca de 1.700 millones de personas, esto es un cuarto de la humanidad, podrí­a encontrarse a partir de ahora en situación de inseguridad alimentaria»

Las iniciativas se multiplican, como la de las fundaciones Bill y Melinda Gates y Howard Buffett, quienes con el gobierno belga destinarán 76 millones de dólares a una iniciativa que busca cambiar los métodos de compra del Programa Alimentario Mundial en los paí­ses en ví­as de desarrollo, lo que deberí­a beneficiar a cientos de miles de pequeños granjeros en ífrica Subsahariana y Centroamérica.