El Petit Trianon, palacete cercano al palacio de Versalles que fuera el refugio privado de María Antonieta, ha sido restaurado y los visitantes podrán verlo tal cual era cuando la reina lo dejó para siempre, el 5 de octubre de 1789, en pleno tumulto de la Revolución Francesa.
«La idea es mostrar una casa viva, como era cuando estaba habitada, no un museo», explicó durante una visita al edificio Pierre-André Lablaude, arquitecto jefe de los Monumentos Históricos de Francia, que dirigió los trabajos de restauración.
El 5 de octubre de 1789, en el momento en que los insurgentes llegaban hasta las rejas de Versalles, María Antonieta se paseaba por los jardines del Petit Trianon. Un emisario le advirtió que debía trasladarse inmediatamente a Versalles. El día 6 la familia real partió hacia París y no volvió más.
«Quisimos que los visitantes se sientan en ese momento, que se digan, somos unos privilegiados, la reina se fue, aprovechemos que no está para visitar su casa», agregó Lablaude.
El visitante puede en efecto hacerse una idea de la vida en esta «casa de campo de verano de gran lujo», en palabras de Pierre Arizzoli-Clemental, director general del palacio de Versalles.
En la planta baja, reservada a la servidumbre, podrá ver la cocina, sus fogones de carbón y su gran chimenea, o la sala de la vajilla, que contiene piezas de porcelana y plata del servicio de mesa de María Antonieta.
En el primer piso, los aposentos de rey y de la reina, con muebles de origen restaurados o adquiridos recientemente, la biblioteca, con libros marcados con las iniciales PT (Petit Trianon), un saloncito en los que un mecanismo encastrado en la pared cubre de espejos las ventanas cuando se desea el aislamiento, y las habitaciones de las damas de compañía.
Pero en el palacio pueden verse también cuartos de baño y los antepasados del excusado: pequeños recintos con una silla de madera agujereada, bajo la cual se sitúa el orinal, que los sirvientes retiraban discretamente por una pequeña apertura trasera.
El segundo piso, destinado en la época a los invitados, ha sido consagrado a las otras mujeres que habitaron el palacio, con habitaciones decoradas de acuerdo a las distintas épocas: Madame Elisabeth, hermana de Luis XVI, Madame Royale, la hija de éste y de María Antonieta, la emperatriz María Luisa, segunda esposa de Napoleón, la duquesa de Orleans.
Finalmente, un último gabinete es dedicado a la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III. Eugenia hizo que el Petit Trianon «dejara de ser una residencia real, lo transformó en museo, inaugurado en 1867 con una exposición dedicada a María Antonieta», señaló Lablaude.
Obra de Ange-Jacques Gabriel, gran arquitecto del siglo XVIII, el Petit Trianon es considerado una joya del neoclásico francés. Construido entre 1762 y 1768, es un edificio cuadrado con cuatro fachadas, cada una de las cuales da a un jardín de concepción diferente.
Pero más allá de la arquitectura, su construcción refleja un cambio radical en las costumbres de la monarquía francesa.
Luisis XV lo hizo construir para su favorita, Madame de Pompadour, pero ésta murió antes que terminara la edificación, y fue su sucesora, Madame du Barry, quien lo habitó hasta la muerte del rey.
«Luis XV no soportaba la vida de la corte de Versalles heredada de Luis XIV. Versalles era un lugar donde se nace, se muere, se da a luz, se come y se va de vientre en público, ante la mirada de los otros», explicó Lablaude.
Por ello, quiso «crear un lugar privado, su casa, a la que invitaba a quien quería. Establece así una distinción entre vida pública y vida privada que en tiempos de Luis XIV no existía», añadió el arquitecto.
Gabriel llegó incluso a estudiar un sistema mecánico, una suerte de montacargas para las mesas ya preparadas con la vajilla y la comida, a fin que el rey pudiera comer sin que la servidumbre estuviera presente. El proyecto no llegó a realizarse. Pero ese dispositivo, basado en la idea de separar el piso de la servidumbre del de los nobles, explica la concepción del edificio.
A la muerte de Luis XV, María Antonieta recibió de Luis XVI el Petit Trianon como regalo de coronación. La nueva reina intensificó aún más esa lógica de reivindicación de la vida privada contra la vida pública y el Petit Trianon permanece indisolublemente ligado tanto a su historia real como a las leyendas que suscitó.
El Petit Trianon restaurado será abierto al público el próximo 2 de octubre.