He recibido un minucioso análisis acerca de la inestabilidad institucional y el aumento de la confrontación que caracterizan la situación actual en el país, de parte de la Fundación Myrna Mack, pero por razones de espacio me limitaré al aspecto referido al espionaje electrónico en el despacho y en la Casa Presidencial, sus secuelas y los poderes paralelos; en beneficio de mis contados lectores que no tienen acceso a esta clase de documentos.
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El descubrimiento de la inteligencia ilegal y clandestina a que estaban sometidos el presidente Colom y su esposa, así como el vicepresidente Espada, constituye evidencia clara e incontestable de que la institucionalidad afronta una etapa de fragilidad extrema, provocada en gran medida por la corrupción, la penetración criminal y el cúmulo de deficiencias que afecta a las instituciones del Estado, pero también alentada por falta de voluntad política y la impunidad, lo que impide el esclarecimiento y la sanción de esos comportamientos delictivos -advierte el informe.
En esas condiciones imperantes las instituciones son vulnerables a los poderes ocultos, a la vez que se crean estructuras paralelas a las estatales, como lo demuestra el espionaje al presidente Colom; pero llama la atención que la forma tan superficial como el gobernante y su equipo más cercano han afrontado el escándalo, sin dar muestras de llegar a la raíz de las actividades de la inteligencia clandestina, al extremo de que se le concedió al principal implicado -Carlos Quintanilla, ex jefe de la SAAS- el tiempo suficiente para esconderse.
A lo anterior se suma la ligereza o torpeza política en el manejo del caso, la evidente falta de coordinación con el Ministerio Público en el inicio de este incidente y los aparatosos allanamientos, sin resultado alguno; aunque debe admitirse que el descubrimiento del espionaje alteró el flujo de poder dentro del Ejecutivo y los cuadrantes adyacentes en los que se mueven los grupos de poder oculto, tres de los cuales el propio Gobierno procreó desde su instalación, en forma paralela a la institución de la Presidencia de la República y el Gabinete Ministerial.
Según el análisis, resalta el poder de la esposa del presidente Colom, que lo ejerce con contundencia en diferentes ámbitos de la vida nacional, particularmente sobre los ministerios del Gabinete Social, mientras que el secretario privado ha mantenido un perfil poco visible, pero maneja importantes hilos en el mundo de los negocios del Ejecutivo, y el defenestrado Carlos Quintanilla, quien tenía mucha influencia en los temas de seguridad, aunque su poder se eclipsó con el nombramiento del nuevo Ministro de Gobernación, Francisco Jiménez.
El poder que sustentó Quintanilla fue fugaz y perecedero, y su estrepitosa caída muestra que tan solo ejercía influencia en tanto y cuanto lo permitía el gobernante, pero su salida no implica con precisión un reacomodo en el poder paralelo, sino que, a lo sumo, causa una alteración que abre espacios a otras corrientes poderosas, que han tenido poco margen de maniobra. Una de estas corrientes -precisa el informe- es la que agrupa a funcionarios como Orlando Blanco, secretario de la Paz, y algunos periodistas que trabajan en la Secretaría de Comunicación Social.
Lo ocurrido a Quintanilla, la destitución de Gustavo Solano de la SAE y el nombramiento de Ricardo Marroquín como nuevo jefe de la SAAS brindan un nuevo respiro político en los temas de seguridad e inteligencia (además de la renovación en el alto mando de la Policía Nacional Civil). Al menos -puntualiza el análisis-, se frenan las presuntas conspiraciones contra el ministro de Gobernación, cuya gestión ha tenido algunos logros en casos de alto impacto.
La mejor muestra de que soplan nuevos vientos y que el titular del Interior está en mejores condiciones para decidir -indica el documento-, es el cambio de autoridades en la PNC, que incluye el nombramiento de una mujer como directora general y la destitución del ex director adjunto.
Intentaré publicar una 2ª. parte.
(Medio a tusa, Romualdo Tishudo irrumpe en una comisaría de la PNC pidiendo ver al ladrón que robó en su casa -¿Para qué lo quiere ver? pregunta un agente. -Para saber cómo entró sin despertar a mi mujer, replica Romy).