A raíz de un ejercicio de reflexión sobre la violencia con infantes y adolescentes entre 11 y 17 años de escuelas públicas, la Liga Guatemalteca de Higiene Mental traza una conclusión: los niños y niñas consideran que las personas no nacen violentas.
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Luego de trabajar con 48 infantes de dos establecimientos públicos de primaria de las zonas 3 y 7 de la capital, en talleres individuales y grupales de discusión de la frase «nadie nace violento», consideraron que el propio contexto y el ejemplo adulto, son determinantes para este comportamiento.
La psicóloga Gladys Ardón, encargada del proyecto «Mi territorio sin violencia», -financiado por la cooperación italiana y apoyado por la municipalidad capitalina- impulsado por la Liga Guatemalteca de Higiene Mental (LGHM), indicó que los datos preliminares de este trabajo se obtuvieron a nivel individual y otro de discusión grupal.
Individualmente, 37 infantes no creen que las personas sean violentas desde su nacimiento, mientras que once lo creyeron de esa forma.
«En la primera fase, la mayoría respondió que la violencia la miraba en sus familias, así como en la calle, y dijeron que de allí lo aprendían», manifestó.
Empero, en los resultados individuales efectuados en la primera escuela, donde los adolescentes oscilaban entre las edades de 11 y 15 años de los 25 que participaron, solo dos expresaron que sí se nace violento, pero sus puntos de vista se fueron modificando conforme la discusión grupal.
En tanto que en el segundo plantel, donde se involucraron jóvenes de hasta 17 años, de sexto primaria, los resultados fueron menos dispares: 14 dijeron que no se nace violento y nueve estimaron lo contrario.
A criterio de Marco Antonio Garavito, director de la LGHM, de este resultado se debe tener en cuenta que «el grupo es de edades más grandes y algo que pasa con el fenómeno de la violencia es que en la medida en que la edad va aumentando, la concepción de que la violencia es algo irresoluble también crece».
Según el psicólogo, esta percepción tiene que ver con un pensamiento fatalista de la vida que tienen las personas adultas. «El niño, mientras más joven, teniendo noción de lo que hace, es mucho más blanco, por decirlo de alguna manera», argumenta.
Ante ello, Garavito estima que esa situación es lo que reflejan tales resultados, debido a que en la escuela donde las edades son mayores, el grupo de quienes creen que la violencia no tiene solución es más grande.
Necesaria reflexión
Una de las premisas que impulsó estos talleres con niños y niñas de escuelas públicas primarias, es que en el ambiente social hay mucha violencia, la cual se manifiesta en infinidad de formas, sin embargo, es un tema del cual no se habla, ni en los hogares ni en las escuelas.
«Discutir la violencia en el aula, es necesario porque los maestros no lo hacen, por eso planteamos este ejercicio, porque no hay una reflexión», reconoció el entrevistado.
«Una de las cosas que más nos preocupa es que hay muchas manifestaciones que nos dicen que la gente está llegando a la conclusión de que estamos condenados a vivir con violencia o incluso personas que creen que somos violentos por naturaleza», dijo Garavito.
Por ello, este esfuerzo le apuesta a la niñez, ya que a su criterio, el niño no necesita discursos sobre estos temas, «porque así sea niño o joven tiene elementos de experiencia, lo que se debe hacer es motivarlos para que los comparta».
«No decimos que los adultos no podamos cambiar, pero estratégicamente para que el país cambie se debe hacer un esfuerzo más importante dirigido a los niños y las niñas», enfatizó Garavito.
Empero, el psicólogo refirió que el reto también está en que los adultos reflexionen y lleguen a la misma conclusión, «pero sucede que hay muchos adultos que piensan lo contrario».
El proyecto
El programa está en una fase incipiente, ya que aún pretenden efectuar la dinámica en otras escuelas, durante el siguiente año, debido a que este ciclo escolar está por finalizar.
El proyecto se complementa con afiches y mantas con la misma frase: «Nadie nace violento», que se colocarán en las zonas donde se efectúen los talleres
La dinámica consiste en llevarle al estudiante de primaria, un botón con la imagen de un feto con un clavel en la mano, con el eslogan que reza: «Nadie nace violento». Se les entrega una hoja y se les pide que reflexionen sobre el mensaje, que indiquen si creen que es verdadero o no.
Hay una parte individual del trabajo con la cual busca la reflexión, para que los infantes se planteen si el ser humano trae la violencia al nacer o si la aprende. «Bajo esta última premisa, se puede desaprender, es cuestión de políticas, de educación, de estrategia y una de las cosas que nos ha sorprendido es que los patojos han considerado que uno no nace violento», enfatizó.
«Me anticipo a decir que esta tendencia se va a mantener, en investigación estadística hay algo que se llama punto de saturación: se pueden hacer estos talleres en 10 escuelas y se obtienen esos resultados, y si hacen mil salen los mismos, entonces no tiene sentido hacer 10 mil», enfatiza Garavito.
«Veo que esta tendencia va a ser así… lo previsible es que los niños van planteando que las personas no nacemos violentas», puntualizó.