Bajo presiones


Nadie escapa a tal condición. En el entorno vivimos bajo presiones crí­ticas. Son tantas ya que resulta imposible una salida del atolladero. Lejos está por lo mismo siquiera un alivio. Capaz de devolver el cuadro que posibilite al menos una mejorí­a en la calidad de vida, ahora una mera quimera.

Juan de Dios Rojas
jddrojas@yahoo.com

Dos a la cabeza, causantes de fomentar y propiciar el estado alarmante de las cosas. De seguro acierta usted cuando pensamos por demás preocupados cuánto afectan en general la inseguridad e impunidad. Apoderadas desde hace ratos del ambiente generador de la violencia, crimen e intranquilidad dondequiera.

El alto costo de vida con que topamos a diario, la canasta básica por las nubes, nos coloca entre la espada y la pared. Amarga y color de hormiga viene a ser la crisis económica imperante. No vemos por ningún lado proyectos y medidas y del gobierno central en ese sentido que puedan amenguar el agudo caso.

Los precios internacionales del petróleo indican una baja salvadora y oportuna de dicho producto fósil. Sin embargo, en la mayorí­a de gasolineras los precios siguen en otra dirección, o cuando no, tienden a reducirse mediante el procedimiento de cuentagotas. Por ello distan demasiado que favorezcan al consumidor.

Las alzas inmoderadas de bienes, productos y servicios son una auténtica piedra en el zapato. En modo alguno constituyen incrementos de pocos quetzales, todo lo contrario son considerables. Carga insoportable constituyen para personas de menores ingresos hogareños, en condición de una soga al cuello.

Incluso los democráticos mercados cantonales se suman al problema, ante la angustia consiguiente. Hasta los mal llamados «montes», no en forma peyorativa la alusión, se inscriben en la inacabable lista de precios que hacen inaccesible obtenerlos. Más aun, sin indicios de un alivio a corto plazo.

Con el transporte público la cosa refleja dolores de cabeza de alta tensión y de efectos dañinos por excelencia. Sobre todo en lo referente al de jornada nocturna tempranera, dicho así­, habida cuenta que en los inicios de fin de la tarde empiezan a cobrar: 3, 4 y 5 quetzales al sufrido usuario.

La facturación extemporánea proveniente de la Empresa Eléctrica de Guatemala, S.A. conforma, ni vuelta de hoja, otra presión, indiscutiblemente. El pueblo siempre es el pagano y le toca pagar los elotes que otros se comen. Además, la empresa en mención se puso sus moños ante el diferendo con la CNE.

Con el alma en un hilo se hallan propietarios de bienes inmuebles de nuevo. Debido a la presión ejercida por el alcalde Arzú, a efecto de elevar al monto del IUSI. Y la presión junto a la tensión del caso origina expectativas por el fallo de la Corte de Constitucionalidad, ante el amparo interpuesto por connotados juristas.

Cualquier intento por la reforma fiscal coloca en un brete a la ciudadaní­a, no digamos al sector económico ubicado en el CACIF. Son ramalazos que sobrevienen sobre las espaldas del contribuyente, desde tiempo atrás totalmente dolidas y esquilmadas, digan lo que digan por disimular el porrazo inminente.

Como una relativa panacea resultan los eventos socioculturales llevados a feliz término. Constituyen un auténtico oasis en el desierto, cuyo mapa recalca la recuperación de la autoestima de quienes asisten con avidez, a olvidar las penas, al menos unos instantes de mucho provecho ¿Estamos de acuerdo?