LOS DIPUTADOS…SUS HIJOS TIENEN LA PALABRA.


Los diputados se han congregado y han elaborado leyes que sirvan antes que nada, para que la corrupción no sea punible.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

Y el primer acto corrupto fue elaborar el derecho a antejuicio para que, aun cuando cometan un acto escandaloso y sean sorprendidos con las manos en la masa de a 82 millones sea muy difí­cil juzgarlos.

Pero, como siempre, no son todos los que están y dentro de esa guarida también estoy seguro, andan algunos honrados que se sienten incómodos de ser miembros de esa desacreditada congregación. Es a ellos a quienes con los colegas José Barnoya Garcí­a y Federico Bianchi Godoy, les hemos sugerido que se retiren de ese antro para que la corrupción se vaya quedando sola. ¿Será eso lo acertado y procedente? Las opiniones vertidas por los lectores, varí­an.

Yo comprendo que no es nada fácil renunciar a un jugoso salario y a las jugosí­simas prestaciones agregadas. Lo reconozco y comprendo, que para lograr de ellos, esa hidalga actuación precisa de una muy alta calidad humana.

Por otra parte los escasos buenos que entre ustedes están ahí­ presentes se conocen entre sí­. Usted, diputado, honrado de los buenos, sabe quienes son los que piensan como usted. Platí­quense, piensen, discurran y ojalá encuentren una mágica solución para lograr la disolución del Congreso que así­ obligue, a una revolución legislativa a elaborar nuevas leyes electorales y a la correspondiente convocatoria. Se me ocurre otra alternativa. Se me ocurre acudir a los hijos de los repudiables diputados.

Indudablemente que entre los hijos de los actuales malos y peores hay algunos buenos muchachos y muchachas que se avergí¼enzan de la actuación de sus padres.

Pero desafortunadamente hay también de otros hijos, quienes desde niños han crecido en un hogar mediocre, y a quienes sus padres los han involucrado en actos corruptos y que, por lo tanto, son desvergonzados. Pero también hay de los buenos.

Me pregunto ¿Qué sucederí­a si acaso por allí­ surgiera el extraño caso de un joven muchacho que a pesar de haber aceptado el regalo que, de un automóvil le hizo su padre diputado le hace ver su mal proceder, le pide, que para restaurar la honra de la familia devuelva lo mal habido y renuncie a su curul? Eso serí­a un acontecer que, si con la ayuda de Dios lo lograra, sentarí­a un honroso ejemplo que merecerí­a el aplauso del pueblo guatemalteco.

Estoy seguro que ante una solicitud filial de ese calibre, cualquiera entre los actuales diputados, aun el moralmente más desvalido, sentirá turbación en el alma, se sentirá avergonzado y cederá a la petición de sus hijos.

Recuerdo así­ tantos aconteceres que me hacen asegurar que por ahí­ debe haber muchas patojas adolescentes que ya no se sienten tranquilas en las fiestas y aún niños para quienes es un martirio ir al colegio porque el papá es un mal diputado. Son niñas que sentirí­an inmensa alegrí­a si los papás renunciaran a su curul.

Dice la Lila mi mujer que aun cuando el involucrar a los hijos tendrí­a un impactante efecto sobre aquellos escasos congresistas que todaví­a logran sentir vergí¼enza, también es cierto que para muchos de los buenos hijos serí­a injusto hacerlos pasar esa experiencia.

Indudablemente ayudarí­a mucho si d. Nineth Montenegro emite su opinión al respecto.