Control favorece a mercados


Vista panorámica de la fachada del edificio central de Fannie Mae, una de las empresas rescatadas por Estados Unidos.

El control federal dispuesto sobre los organismos de refinanciación hipotecaria Fannie Mae y Freddie Mac, cuyo impacto para los contribuyentes es todaví­a incierto, tuvo en lo inmediato un efecto positivo sobre el mercado de deuda estadounidense.


El mercado obligatorio fue el primero en percibir las consecuencias benéficas para el mercado inmobiliario en particular y para la economí­a en general del apoyo del Estado a las dos reaseguradoras de crédito. Entre la mañana del lunes y la noche del jueves, el rendimiento del bono del Tesoro a 30 años bajó 0,06 punto porcentual, a 4,21%.

El costo de refinanciación de la deuda estadounidense, ya uno de los más competitivos del mundo, se flexibilizó más.

En 9,646 billones de dólares al 31 de agosto, la deuda estadounidense deberí­a superar la barra de los 10 billones en 2009. Los 200.000 millones de dólares que el Tesoro se declaró dispuesto a inyectar en los organismos de refinanciación representan solamente una fracción de esos montos siderales.

Más importantes son ciertamente los compromisos de ambas entidades, de las cuales el Estado es ahora garante, y que alcanzaban a fines de mayo 5,2 billones de dólares, equivalentes a más de un tercio del Producto Interno Bruto estadounidense.

«La garantí­a implí­cita del Estado Federal se convirtió en explí­cita. ¿Podemos por lo tanto concluir que su deuda aumentó en 5,2 billones? La respuesta es claramente negativa a menos que imaginemos que todas las familias estadounidenses decidirán renegar de sus deudas», subrayan sin embargo analistas de Aurel.

Las agencias calificadoras no expresaron dudas sobre la solidez del Estado Federal, a cuya deuda otorgan siempre su nota máxima.

Standard and Poor»s, la más pesimista, estimó que en el peor de los casos, el plan de reactivación costará 2,5% del PIB en deuda adicional. Esta deuda está actualmente en 67,4% del PIB, un nivel comparable al de otras economí­as occidentales.

Desde el punto de vista de la confianza de los inversores, el plan del Tesoro es un éxito total, principalmente para los extranjeros, que no deberán pagar su costo.

En los últimos meses, cuando el plan de salvataje se hací­a esperar, la paciencia de los inversores fue puesta a prueba. Los bonos del Tesoro habí­an sido abandonados poco a poco, con el rendimiento de los tí­tulos a 30 años superando 4,7% en junio.

En consecuencia, se hací­a necesaria una intervención, porque el inmenso mercado de la deuda pública estadounidense, en el que invierten bancos centrales, fondos soberanos, fondos jubilatorios y otros operadores de largo plazo y adversos al riesgo, es fundamental para mantener la cotización del dólar.

En la semana, el billete verde registró sus mejores dí­as en largo tiempo, con el euro bajando de 1,43 dólar a menos de 1,40 dólar y la divisa estadounidense avanzando de 106,5 yens a 107,2 yens, entre la mañana del lunes y la noche del jueves.

El contribuyente estadounidense no se alegrará demasiado al ver hasta que punto la deuda aumentó súbitamente, en proporciones que varí­an según las estimaciones.

Según el centro de análisis sobre el presupuesto del Congreso, Fannie Mae y Freddie Mac fueron nacionalizadas, lo que implicarí­a que su deuda es ahora del Estado Federal. Al 30 de junio alcanzaba 1,711 billones de dólares.

El secretario del Tesoro Henry Paulson, interrogado dí­as atrás al respecto, se mostró incapaz de formular una estimación, declarando haber actuado en función de su «confianza en los mercados financieros y la economí­a y en la pertinencia del financiamiento hipotecario».

Con el objetivo de salvar a las grandes instituciones financieras del paí­s, no fijó el lí­mite aceptable para las finanzas públicas.