Aunque los obstáculos aumenten y tus fuerzas ya no te den para más, enfréntate a esas pruebas y no pierdas de vista tus ideales para que la victoria sea tuya.
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Aunque los problemas te agobien y la llama de tu fe se esté extinguiendo, sonríele a la vida y no permitas que las dificultades te dobleguen para que puedas salir adelante.
Aunque el pesimismo se apodere de ti y tu seguridad se desvanezca, esfuérzate un poco más y deja de creer que eres un fracasado para que tu lucha no sea en vano.
Y aunque la ira llene tu alma y tu alegría desaparezca, recuerda que una sonrisa te trae paz y no dejes de disfrutar tu existencia para que tu enojo se transforme en gozo.
¡Serás feliz si, al estar en las tinieblas de la adversidad, enciendes una luz de esperanza y fe en tu corazón!