Spike Lee: el combate olvidado de afroestadounidenses en la guerra


Spike Lee, el director de lí­nea dura de Estados Unidos, aborda el tema racial en

El realizador Spike Lee encara de nuevo el tema de la discriminación racial en «Miracle at St. Anna», combate olvidado de los soldados negros estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial contra los nazis pero también contra la estrechez de espí­ritu de su paí­s.


Prolí­fico autor de pelí­culas sobre la comunidad negra estadounidense («Haz lo correcto», «Malcolm X»), Spike Lee adapta una novela de James McBride basada en el relato de ex soldados para terminar con la «estúpida mitologí­a» de las pelí­culas de guerra de John Wayne en las que el hombre blanco triunfa solo sobre las fuerzas del mal, explicó el fin de semana en el estreno mundial del filme, en el Festival de Toronto.

Toscana, 1944. Soldados afro-estadounidenses pelean contra los alemanes pero se encuentran rápidamente atrapados en medio de dos fuegos: el estado mayor blanco no escucha nada sobre las posiciones transmitidas y bombardea a sus propios «negros», expresión reiterada continuamente.

La operación termina con un baño de sangre, una carnicerí­a de la cual salen vivos solo cuatro soldados negros. Uno de ellos, Sam Train, un coloso de corazón tierno, interpretado por Omar Benson Miller, salva a un chico italiano, el único superviviente de una masacre perpetrada por los nazis en un poblado cercano.

Los cuatro G.I se refugian, junto al muchacho, con una familia italiana y siguen combatiendo por Estados Unidos pese a algunas dudas sobre su patriotismo.

«Spike llevó (la novela) a otro nivel», declaró el escritor James McBride que también colaboró con el guión. Lee añadió a la pelí­cula al menos una escena que no figuraba en el libro, un regreso en 1942 a Luisiana (sur de Estados Unidos) donde los soldados negros no son autorizados a comer un helado en un cafetí­n debido al color de su piel, mientras los alemanes pueden ingresar sin problema.

«Esta gente fue entrenada para matar nazis y esos tipos son mejor tratados que ellos en su propio paí­s», declaró Spike Lee, que acudió al estreno con una camiseta con la imagen del candidato demócrata a la Casa Blanca Barack Obama.

«Todo esto está vinculado a Obama, porque esta gente combatió (…) con la esperanza de que un dí­a Estados Unidos progresarí­a», afirmó.

Spike Lee no presenta un filme de guerra clásico. En esta pelí­cula de casi tres horas, introduce elementos de una intriga, parece apartarse siguiendo a los opositores al fascismo en Italia y luego reúne todo en un final que integra todas las piezas de este rompecabezas.

Spike Lee realizó «Miracle at St-Anna» gracias a productores europeos. «Esta pelí­cula es un verdadero milagro», bromeó, al indicar que partió de un presupuesto de un euro en julio de 2007 antes de lograr una veintena de millones de dólares gracias a sus productores italianos.

Lee filmó en Toscana con actores italianos -entre los cuales Pierfrancesco Favino, la vibrante Valentina Cervi y el joven Matteo Sciabordi, descubierto en un casting en Florencia- y subtituló el italiano en inglés.

CAMINOS


Destruir la religión, producir pornografí­a para pagar las facturas acumuladas: las comedias de Hollywood estrenadas en el Festival de cine de Toronto cortan con el pudor tradicional del cine estadounidense.

«Â¿Quieres tener sexo conmigo delante de una cámara por dinero?», pregunta con solemnidad Zack, interpretado por el pelirrojo Seth Rogen, a su amiga de la infancia y amor platónico Miri, en la piel de Elizabeth Banks, en «Zack and Miri make a porno».

Dos inquilinos con bajos salarios de un apartamento en muy mal estado en Pittsburgh, Pensilvania (este de Estados Unidos), buscan desesperadamente pagar sus cuentas de electricidad en pleno invierno. ¿La solución? Producir un filme porno y venderlo. ¿La promesa? No enamorarse uno del otro.