A raíz de mi comentario de la semana pasada sobre las consecuencias que para países como Guatemala tiene la elección del Presidente de los Estados Unidos, en términos de que lo mismo da Chana que Juana porque ni los republicanos ni los demócratas tienen en realidad una agenda especial para América Latina y su enfoque sobre el tema de las migraciones resulta muy similar, recibí de un lector que vive en los Estados Unidos un comentario muy sesudo al respecto.
ocmarroq@lahora.com.gt
Y es que me decía el lector que si bien la política de ambos partidos hacia América Latina ha sido generalmente de poca atención a esta región que se ha considerado históricamente como el traspatio de los Estados Unidos, la actual situación es muy distinta porque las implicaciones de cuatro años más de desgobierno en Washington tienen trascendencia no sólo para esta región y para el flujo de las remesas familiares, sino que para toda la economía mundial. El deterioro de la economía norteamericana en los años del presidente Bush, me decía el mensaje recibido por correo electrónico, no tiene precedentes y se traduce en disminución del ritmo de la economía, carestía del petróleo y de los alimentos así como desempleo. Todo ello tiene efecto directo en los países que dependen de las remesas familiares y en el caso de Guatemala es obvio que nuestra economía se mantiene fundamentalmente gracias al aporte de los compatriotas que con enorme esfuerzo y sacrificio trabajan allá para mandar dinero a sus familiares aquí. Si la economía norteamericana se resiente habrá no sólo menos empleo sino también menor flujo de remesas y las consecuencias para nosotros pueden ser fatales.
Evidentemente el mal manejo de la economía y el costo de la guerra en Irak es algo que afecta no sólo a los ciudadanos de Estados Unidos sino que a los habitantes de todo el planeta. Ello ha sido siempre así, al punto de que se reconoce que si los norteamericanos estornudan, generalmente los habitantes de estos países sufren pulmonía y de hecho así se está viendo ahora. Obviamente la plataforma republicana es la continuidad de las políticas de Bush, puesto que aunque McCain podría haber sido considerado como un candidato relativamente independiente, la forma en que la derecha conservadora le impuso a una candidata vicepresidencial que es el verdadero clon de Bush y Chenney salta a la vista y demuestra el enorme peso que tiene la maquinaria del partido a la hora de definir la plataforma presidencial.
Vistas así las cosas, en realidad podría ser que la tal Chana nos saliera mucho peor que la Juana, porque cuatro años más de una equivocada conducción de la política económica, de la guerra contra el terrorismo y en general de las relaciones internacionales, pueden ser funestas, sobre todo ahora que es obvio que mientras China se posiciona como gran potencia mundial, la Rusia de Putin también está haciendo grandes esfuerzos para no quedar relegada.
Mientras Washington sigue sin la capacidad de reconocer la metida de pata que fue la guerra en Irak, que al final no fue sino una caprichosa manipulación hecha por la Casa Blanca, las otras potencias irán avanzando y todo ello significa un replanteamiento de los equilibrios mundiales que tras la Guerra Fría parecían apuntar a un mundo más unipolar.