Aunque estuve a punto de declararme vencido, porque los golpes de la vida se volvían insoportables, hoy tomo un segundo aliento y me lanzo al ataque con nuevas energías, persiguiendo mi meta.
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Aunque estuve a punto de rendirme, porque me encontraba en el suelo de la aflicción, hoy elevo mi vista al cielo y me levanto doblemente fortalecido.
Aunque estuve a punto de abandonar la carrera de la grandeza, porque la adversidad me había relegado a la última posición, hoy multiplico mi esfuerzo y me apropio del primer lugar.
Aunque estuve a punto de dar la vuelta y regresar, porque al recorrer el sendero de la plenitud, éste se volvía difícil y peligroso, hoy renuevo mi entusiasmo y me lanzo de nuevo a la conquista del triunfo.
En hombros de la paciencia y perseverancia, hoy mi vida es «Â¡una marcha triunfal!»