La orquesta juvenil árabe-israelí, West-Eastern Divan Orchestra (WEDO) con sede en Sevilla, finalizó su gira 2008 con un resonante triunfo en París, donde su director, el argentino-israelí Daniel Barenboim, lanzó un pedido de ayuda para poder tocar en Medio Oriente.
Tras el concierto ofrecido esta semana en la prestigiosa sala Pleyel de París, el maestro de 65 años habló en francés a un colmado auditorio de unas mil 900 personas, que aclamaron durante casi un cuarto de hora al director y a su joven orquesta de músicos israelíes, árabes y andaluces, establecida en la capital de Andalucía, sur de España, desde 2002.
«Cada músico muestra un gran coraje al tocar en esta orquesta», declaró Daniel Barenboim después de haber felicitado uno por uno a sus músicos.
«No es un proyecto político. Es otro camino. Pensamos que no hay solución militar para el conflicto» israelo-palestino, recordó el director de orquesta, añadiendo que debían «aprender a vivir juntos, y es lo que hacemos».
Daniel Barenboim lamentó no haber podido dirigir a esta agrupación sinfónica en Amman el pasado 11 de agosto -la única fecha en un país árabe este año- tras el ataque contra turistas que se produjo en julio en Jordania.
«Este proyecto debe poder desarrollarse en todos los países representados en la orquesta. Me gustaría tocar en Damasco, Beirut, Ramala, El Cairo e incluso en Teherán. ¡Ayudadnos!», pidió a los melómanos y personalidades, entre los que se encontraba la ministra francesa de Cultura, Christina Albanel, y los consejeros de la presidencia francesa Catherine Pegard y Raymond Soubie.
Barenboim y el fallecido escritor palestino Edward Said crearon en 1999 la West-Eastern Divan Orchestra, que inspira su nombre en una antología de poemas de Goethe.
La orquesta, formada por jóvenes o futuros profesionales de entre 13 y 26 años, celebró su 10ª temporada durante una gira con una docena de conciertos, que comenzó el 5 de agosto en España y llevó a los músicos a Gran Bretaña, Italia y Escandinavia.
Más allá de la dimensión humanitaria de la aventura, Daniel Barenboim busca la excelencia musical, eligiendo su programación sin ningún tabú.
En París programó las «Variaciones opus 31» de Arnold Schoenberg, compositor judío, después el primer acto de la ópera «La Valquiria» de Richard Wagner, antisemita notorio cuya obra defiende con pasión.
Ha llegado incluso a enfadar a los censores en Israel al desafiar la historia cuando dirigió esa partitura el pasado sábado en la Waldbuhne de Berlín, un escenario construido por los nazis.
Barenboim afirma que la WEDO no es una orquesta de segunda fila, aunque en «La Valquiria» le acompaña un elenco de primera clase, con la mezzo soprano alemana Waltraud Meier, considerada la mayor wagneriana de su generación, su compatriota René Pape, y el tenor neozelandés Simon O»Neill.
Las difíciles y temibles «Variaciones» de Schoenberg, muestran los progresos obtenidos (en precisión, sonoridad) tras la anterior presentación de la orquesta por París, hace dos años, en su primera actuación en Francia.