La Corte Suprema de Estados Unidos debe estudiar el miércoles un método quirúrgico de aborto tardío, un caso que podría marcar un cambio de tendencia de la mayor instancia judicial del país en un tema extremadamente sensible.
En Estados Unidos, el aborto fue autorizado por la Corte Suprema en 1973, en nombre del principio constitucional de respeto de la vida privada. Pero quienes se oponen a esta práctica confían en la llegada el año pasado de dos jueces conservadores a la Suprema Corte y en el malestar provocado por el método en cuestión, para invertir la tendencia.
El caso se refiere a una ley aprobada en 2003, con el activo respaldo del presidente George W. Bush, para prohibir la práctica de este método después del tercer mes de embarazo.
Todas las jurisdicciones inferiores a las que acudieron los defensores del aborto invalidaron esta ley, porque no incluye una excepción si la salud de la mujer está en juego. En 2000, la Corte Suprema invalidó por ese motivo una ley similar de Nebraska (centro).
No obstante, esa decisión fue adoptada por cinco votos contra cuatro, y la jueza que entonces inclinó la balanza fue Sandra Day O’Connor, de centro, reemplazada el año pasado por el conservador Samuel Alito.
En enero, en una decisión unánime, la Corte validó una ley de New Hampshire (noreste) que exige que los padres sean informados antes de cualquier aborto realizado a una menor, aunque impusieron una cierta flexibilidad, si se ve amenazada la salud de la adolescente.
El miércoles, todas las miradas estarán puestas en el nuevo presidente de la Corte, John Roberts, un conservador que reemplazó al ultra-conservador William Rehnquist, y en Anthony Kennedy, favorable a la ley de Nebraska. En nombre de la estabilidad del derecho, podrían ser reticentes a modificar la decisión de 2000 ante la ausencia de nuevos elementos.
Pero el debate seguramente seguirá. Una ley que prohíbe las interrupciones voluntarias del embarazo en Dakota del Sur (centro-norte), sometida a referéndum el 7 de noviembre, busca abiertamente reabrir el debate de fondo ante la Corte.
La ley objetada en este caso marca la primera restricción federal al derecho de las mujeres a abortar.
El método cuestionado, bautizado por sus detractores como «aborto por nacimiento parcial» es practicado en el segundo trimestre de embarazo y consiste en hacer salir las piernas y el torso del feto y luego aspirar el contenido del cráneo para facilitar la extracción de la cabeza.
En esa etapa del embarazo, la ley permite también una técnica alternativa que consiste en desmembrar el feto antes de extraer los restos.
Estados Unidos no dispone de estadísticas precisas sobre el aborto, pero según varias estimaciones, aproximadamente 10% de los 1,2 millones de interrupciones voluntarias de embarazos practicadas cada año en el país son realizadas después del tercer mes.