El Premio Nobel de Literatura Alexander Solzhenitsin, cuyas obras descubrieron al mundo el universo concentracionario soviético, fue enterrado hoy en el monasterio moscovita de Donskoi, luego de un servicio religioso al cual asistió el presidente Dimitri Medvedev.
El célebre escritor, que pasó ocho años en los campos de concentración de Josef Stalin, antes de dedicar su vida a documentar los horrores del régimen, fue enterrado a la sombra de una capilla en una ceremonia transmitida en directo por la televisión nacional.
Solzhenitsin murió de una insuficiencia cardíaca aguda el domingo por la noche, a los 89 años. La familia del escritor, considerado como un disidente que contribuyó a minar el poder soviético, recibió numerosos mensajes de condolencias de rusos y de líderes de todo el mundo.
Cientos de personas asistieron a su funeral. Su viuda, Natalia, que llevaba un velo negro, arrojó un puñado de tierra sobre el féretro mientras sacerdotes ortodoxos vestidos de blanco contemplaban la escena y los asistentes lloraban y se persignaban.
A poca distancia yacía una simple cruz de madera ortodoxa de 1,5 metros de altura, sobre la cual habían grabado el nombre del escritor.
Solzhenitsin fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1970 y es conocido fundamentalmente por su monumental estudio sobre los campos de trabajos forzados, «Archipiélago Gulag», así como por «Un día en la vida de Iván Denisovich» y «El primer círculo».
Fue expulsado de la Unión Soviética en 1974, después de que las autoridades encontraron un manuscrito de «Archipiélago Gulag». El último presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, le devolvió la ciudadanía en 1990.
Después de vivir en Estados Unidos regresó a Rusia en 1994, en una emotiva peregrinación en tren a través de Siberia. Se retiró para dedicarse fundamentalmente a escribir y fue visto en pocas ocasiones durante sus últimos años.
«Sus ideas siguen vivas (…). Fue el padre o el hermano de todos los presos políticos», declaró durante el funeral Vitold Abankin, un poeta que fue prisionero político durante 12 años en la era soviética.
Poco antes, el presidente Dimitri Medvedev había colocado un ramo de rosas rojas a los pies del cuerpo. Otros líderes besaron una cinta de papel con imágenes religiosas que cubría la frente de Solzhenitsin.
Hace cinco años, el mismo Solzhenitsin había elegido el lugar donde sería enterrado, en un cementerio donde muchas personalidades antisoviéticas fueron inhumadas. Para ello recibió la autorización del Patriarca Alexy II, indicó un responsable de la iglesia.
Antes de entrar a la iglesia, el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, que recibió a Solzhenitsin cuando éste regresó del exilio, en 1994, declaró: «Fue una de nuestras personalidades más fuertes, una persona única».