China se mantiene en alerta


Dos uigures se observan tranquilos en Kashgar, lugar donde ocurrió el atentado ayer en China.

China trató hoy de infundir seguridad a los miles de atletas y turistas que asistirán el viernes a la apertura de los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n, aunque reconoció que «terroristas» musulmanes, a los que atribuyó el atentado de ayer en la región de Xinjiang, quieren aguarle la fiesta.


«Podemos garantizar la seguridad de los Juegos Olí­mpicos (…), nos hemos preparado para hacer frente a toda clase de amenazas», declaró el portavoz del comité organizador (BOCOG), Sun Weide.

«Hay un riesgo sobre la seguridad de los Juegos Olí­mpicos, por lo que hemos preparado cientos de planes», manifestó Sun en una conferencia de prensa, sin dar mayores precisiones.

Para evitar imprevistos trágicos durante las competiciones que se llevarán a cabo del 8 al 24 de agosto, el gobierno chino ordenó el despliegue de 34 mil soldados, 121 aviones y helicópteros y 33 naví­os.

El atentado de ayer se cobró la vida de 16 policí­as que trabajaban en las aduanas de Kashgar, una ciudad situada en la región mayoritariamente musulmana del Xinjiang (noroeste), limí­trofe con ex repúplicas soviéticas y con Pakistán y Afganistán.

Los autores del ataque fueron, según la policí­a, dos miembros de la etnia uigur -musulmanes turcófonos-, mayoritaria en el Xinjiang.

Según la agencia oficial China Nueva, los dos hombres embistieron con un camión a un grupo de 70 policí­as que corrí­an en su entrenamiento matinal. Luego lanzaron granadas y apuñalaron a los supervivientes. El balance fue de 16 policí­as muertos y 16 heridos, en tanto que los dos agresores fueron detenidos.

El ministerio de la Seguridad Pública apuntó hoy las sospechas hacia un movimiento uigur y afirmó que los autores del atentado llevaban documentos que llamaban a la «guerra santa».

Según ese ministerio, los componentes de los explosivos usados en el atentado son similares a los decomisados en una redada efectuada en enero de 2007 en una base del Partido Islámico del Turkestán Oriental (ETIM) en Xinjiang.

Es la primera vez que las autoridades chinas citan al ETIM como posible implicado en el atentado, uno de los más sangrientos de los últimos años en China.

Según China Nueva, responsables regionales de seguridad habí­an recogido recientemente «elementos que sugerí­an que el ETIM preveí­a llevar a cabo ataques entre el 1 y el 8 de agosto», fecha del inicio de la cita olí­mpica.

Bajo la presión de Estados Unidos y China, el ETIM figura en la lista de organizaciones terroristas de la ONU.

El máximo responsable de Kashgar afirmó hoy que existen «elementos» que «se proponen librar una guerra violenta y psicológica contra los Juegos Olí­mpicos».

«Quieren que 2008 se convierta en un año de duelo para China», agregó Shi Dagang, secretario del Partido Comunista chino de la ciudad.

El dirigente dijo que «18 terroristas originarios del extranjero» fueron detenidos en el Xinjiang, aunque sin precisar la fecha de las detenciones ni la nacionalidad de los detenidos.

La situación en Kashgar era tensa hoy.

Un grupo de policí­as irrumpió en el cuarto del hotel de un fotógrafo, y le obligaron a borrar sus fotos. Los periodistas son seguidos constantemente por agentes de civil.

Los controles en las rutas cerca de Kashgar fueron reforzados, así­ como la vigilancia en todos los lugares públicos, indicó la agencia China Nueva.

En Pekí­n, las autoridades anunciaron restricciones a los periodistas extranjeros acreditados, quienes deberán registrarse con 24 horas de antelación si quieren fotografiar o entrevistar a gente en la tristemente célebre plaza Tiananmen de Pekí­n, donde en 1989 fue sangrientamente reprimido un movimiento pro democrático.

Los reporteros deberán llevar un acompañante designado y acceder a la explanada por una entrada lateral, según un comunicado difundido en la página internet del gobierno municipal.

TENSIí“N


La tensión se adueñó hoy de la ciudad china de Kashgar (oeste), bajo grandes medidas de seguridad y el acoso policial constante contra la prensa extranjera luego del atentado que costó la vida a 16 policí­as, cuando faltan tres dí­as para los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n.

Un grupo de policí­as irrumpió en el cuarto del hotel donde se aloja un fotógrafo y le obligaron a borrar sus fotos.

Dos reporteros japoneses fueron maltratados por la policí­a china que después les pidió disculpas, indicaron hoy uno de los afectados y la prensa china.

Masami Kawakita, fotógrafo en el periódico Tokyo Shimbun, dijo haber sido interpelado por policí­as paramilitares anoche, cuando tomaba fotos en el lugar del atentado en esta ciudad al oeste de China.

Llevado a un edificio gubernamental situado en las proximidades, dijo que le tiraron al suelo y un policí­a le puso el pie en la cabeza.

Su compañero Shinji Kastuta, camarógrafo de Nippon News Network, fue detenido al mismo tiempo que él pero le llevaron a otra habitación, precisó.

Ambos fueron liberados horas más tarde.

Los periodistas desplazados al lugar de los hechos son seguidos constantemente por agentes de civil.

Los controles en las rutas cercanas a Kashgar se han reforzado, así­ como la vigilancia en todos los lugares públicos, indicó la agencia China Nueva.

El acceso a internet en la ciudad fue interrumpido, según explicaron los huéspedes de un hotel vecino a la zona del ataque, aunque luego se restableció.

Los fieles musulmanes de la etnia uigur pudieron acudir con normalidad a la mezquita de Id Kah, la principal de la ciudad y la mayor de China, por donde paseaban numerosos turistas chinos equipados con cámaras.

Los comercios también estaban abiertos, pero sus dueños se negaban a hablar del suceso.

«No podemos hablar de ello. Si lo hacemos, la policí­a nos detendrá», explicó un comerciante, que no quiso identificarse.

Dieciocho «terroristas» extranjeros fueron detenidos en la provincia de Xinjiang, informó en rueda de prensa el secretario del Partido Comunista Chino de Kashgar, Shi Dagang.

Shi dio algunos detalles del atentado, uno de los peores registrados en China.

Los dos asaltantes, que fueron detenidos, habí­an preparado el ataque durante al menos un mes, dijo.

Uno de los explosivos arrancó un brazo a uno de los atacantes.

Los asaltantes, uniformados de policí­as, embistieron con un camión a varios agentes, arrojaron explosivos y remataron a los supervivientes con arma blanca, según un escalofriante testimonio del atentado.

«Era horripilante mirar. Mi esposa estaba a punto de vomitar y tuvo que tumbarse un buen rato», explica Wlodzislaw Duch, un turista polaco que presenció la matanza de 16 policí­as de aduanas desde su habitación del hotel vecino.

La policí­a recuperó otros nueve artefactos tras el ataque, aseguró el responsable del Partido Comunista local.

«Es evidente que esos elementos se proponen librar una guerra violenta y psicológica contra los Juegos Olí­mpicos», declaró el responsable comunista chino.

«Quieren que 2008 se convierta en un año de duelo para China», agregó.

Unos 20 millones de habitantes pueblan el Xinjiang, de los que los uigures -turcófonos de confesión musulmana- son unos 8,3 millones y representan la principal etnia de la región.

Muchos uigures se quejan de la polí­tica represiva china en las últimas décadas y existen grupos que alientan el proyecto de construir un Estado del Turquestán Oriental.