Un total de tres mil militares han sido desplegados hoy en varias ciudades italianas en cumplimiento del controvertido decreto firmado por el gobierno conservador de Silvio Berlusconi para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Los militares deberán vigilar monumentos y lugares clave, como embajadas así como los centros en donde se encuentran detenidos los inmigrantes ilegales.
Otros militares patrullarán junto con la policía calles y avenidas de la Ciudad Eterna.
En Roma, unos 400 soldados vigilarán una decena de estaciones de las líneas metropolitanas y sobre todo la céntrica estación central de trenes de Termini así como un centro de detención de inmigrantes.
El alcalde de la ciudad, Gianni Alemanno, se opone a que los militares patrullen las calles del casco histórico, lo que afectaría gravemente la imagen de la ciudad, que recibe cada año millones de turistas.
El papel de los militares en la capital italiana deberá ser limitado.
En Milán, unos 150 militares se encargarán de proteger la catedral y la estación central.
En la isla siciliana de Lampedusa, donde se han registrado esta semana numerosos desembarcos de inmigrantes provenientes de ífrica, 70 soldados de la aeronáutica reemplazarán a los carabineros, encargados hasta ahora de la seguridad exterior del centro de detención permanente que aloja a centenares de inmigrantes clandestinos.
Los sindicatos de policía criticaron la medida y acusaron al gobierno de Berlusconi de querer ganarse la opinión pública usando «demagógicamente la seguridad» y de militarizar las ciudades.
El ministro del Interior Roberto Maroni explicó que la medida fue tomada para dar una respuesta a los ciudadanos preocupados por el aumento de la inseguridad.