Presente y futuro del agro


Somos un paí­s de vocación forestal y agrí­cola donde los agroindustriales se han desarrollado en el cultivo del café, caña y banano, llegando muchos a ser exitosos y eficientes productores y exportadores.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Recientemente se ha incrementado la exportación de productos no tradicionales: verduras, frutas y flores. Este desarrollo se ha logrado fundamentar en el pequeño, y mediano empresario; así­ como en el cooperativista. Ello ha permitido que el paí­s diversifique su oferta, que personas y familias que en el pasado se encontraban en pobreza reciban oportunidades e ingresos que los consolidan como clase media emergente.

El Ministerio de Agricultura y el gobierno deben reorientar sus esfuerzos a la producción y al estí­mulo de ese nuevo sector agrí­cola de productividad. Son el mejor potencial de arraigo a la tierra, de desconcentración de la riqueza, garantí­a del presente y el futuro de la oferta no tradicional agrí­cola. El gobierno debe aumentar los esfuerzos de servicio y asesorí­a hacia este sector.

Tradicionalmente los grupos étnicos del occidente están mejor preparados para afincarse y arraigarse en pequeñas unidades de producción agrí­cola. El oriente del paí­s ha diversificado y elevado su producción de melón, sandí­a, piña y productos tropicales, por ello es tan importante que el Ministerio de Agricultura se convierta en un asesor.

La necesidad de asesorí­a es inmensa y quien mejor que los técnicos del sector público para proveerla, el gobierno debe multiplicar los proyectos de irrigación y la diversificación en la producción. El valor y el aumento de la productividad de las tierras a las que se les dota de riego, es impresionante.

El sector público debe reconocer su rol subsidiario como proveedor de fertilizantes, nadie mejor para intermediar, adquirir y proveer en pequeñas cantidades la semilla y los insumos al pequeño, y mediano empresario y al cooperativista. Los paí­ses asiáticos son un ejemplo que debemos imitar y seguir en la eficiencia, en la mecanización y diversión agrí­cola. La producción alimenticia nunca será suficiente, por ello debemos multiplicar la producción de productos no tradicionales, en ellos se encuentra la mejor oportunidad para cientos de miles de guatemaltecos. Esto también implica desarrollar la infraestructura estatal en apoyo de ese gran universo de guatemaltecos, reconstruyendo y superando el retroceso que en gobiernos pro empresariales se efectuó por carecer ellos de la conciencia y del concepto social que la paz es producto del desarrollo de la mayorí­a y no de la concentración de la riqueza.

Como consecuencia de lo anterior, el gobierno deberá estimular la creación de centros de acopio, empaque, refrigeración y exportación, de los cuales ya existe cierto número creado especialmente por las cooperativas, centros donde la mano de obra femenina destaca como la más eficiente y la más cuidadosa, también tendrá que proveer de los técnicos y asesores que garanticen la calidad y la higiene de estos productos, previendo y evitando que un mal manejo contamine las verduras o las frutas que se exporten como ha sucedido recientemente con la lechuga y el tomate en la producción agrí­cola norteamericana y mexicana.