El ejército iraquí detuvo a 35 personas buscadas por terrorismo en la provincia de Diyala, donde continuaba hoy una amplia operación contra Al-Qaeda y los insurgentes chiítas con el apoyo de las fuerzas estadounidenses.
«Al cabo de media jornada, nuestras fuerzas arrestaron a 35 personas buscadas por terrorismo, implicadas en crímenes, asesinatos, atentados y deportaciones de habitantes» ligadas a la religión, declaró Mohammed Al Askari, portavoz del ministerio de Defensa.
«También detuvimos a un gran número de sospechosos, y hemos descubierto 20 escondites de material militar, 35 bombas y 75 tipos diferentes de armas de fuego», añadió, confirmando que la operación «Presagio feliz» continuaba.
La operación había comenzado ayer en Baquba, capital de la provincia, donde soldados y policías iraquíes, acompañados de cerca por militares estadounidenses, realizan redadas sistemáticas por toda la ciudad para localizar insurgentes y armamento.
Unos 50 mil soldados iraquíes han sido movilizados para participar en la operación, en una provincia simbólica que reúne todas las dificultades de Irak: una población heterogénea (sunitas, chiitas, kurdos y cristianos), extremismo confesional, atentados frecuentes a veces perpetrados por mujeres suicidas, y la influencia del vecino Irán, país de mayoría chiita.
«Es una operación dirigida, planificada y ejecutada por las fuerzas iraquíes. Las fuerzas de la coalición multinacional aportarán consejo, asistencia y apoyo cuando los iraquíes lo soliciten», explicó ayer a la Fuerza multinacional en Irak, bajo mando estadounidense.
Las fuerzas de seguridad iraquíes también están desplegadas en las fronteras de Diyala, provincia más peligrosa de Irak, para evitar que los terroristas intenten huir a regiones vecinas, explicó el portavoz del ministerio iraquí de Defensa.
Entre la población, las reacciones eran contradictorias.
Ibrahim Abdalá, de 32 años, no pudo trabajar hoy. La prohibición de circulación que pesa sobre los vehículos civiles le impide ejercer su profesión de taxista. Por eso ha tenido que quedarse en su casa, en el barrio de al Jadida, en el centro de Baquba.
Pero poco le importa: «Aunque no pueda trabajar, me siento aliviado, porque mis hijos estarán ahora seguros, protegidos de los terroristas que matan a la gente».
Otros son menos estoicos, como Udai Mothab, un desempleado de 27 años, que protesta: «pese a la necesidad de seguridad para todo el mundo, algunos necesitan trabajar, encontrar comida».
Hoy por la tarde no se había registrado ninguna acción terrorista en Diyala, donde las fuerzas de seguridad han llevado a cabo últimamente importantes operaciones contra Al-Qaeda, que controlaba por completo la ciudad en 2006.
El ejército estadounidense dirige en paralelo una operación en Diyala, llamada «Caza al sable», desde el 25 de julio. «Es una operación de la división norte de la Fuerza multinacional en apoyo a la operación «Presagio feliz», precisó su mando en un comunicado.
La operación ha permitido descubrir numerosos escondites de armas, y la neutralización de seis bombas caseras, según el comunicado.