A sus 26 años, Chen Jingnian ha dejado atrás la universidad y una prometedora carrera de ingeniero informático para convertirse en agente inmobiliario: ahora espera aprovechar la ocasión en un mercado que espera seguir al rojo vivo en Pekín tras los Juegos Olímpicos de agosto.
«El salario de los ingenieros es fijo pero el crecimiento potencial del sector inmobiliario es mucho mayor», explica Chen, que espera comprarse un coche de lujo por medio millón de yuanes (73 mil dólares) antes de cumplir los 30 años.
«Muchos de nuestros clientes inversores tienen dos o tres apartamentos… Y un cliente que conocí el mes pasado posee más de 10», explica.
Como muchos analistas y observadores, Chen confía en que el mercado inmobiliario de la capital no se desinfle pasados los Juegos (8-24 de agosto), como sucedió en otras sedes olímpicas. «Pienso seguir en la industria inmobiliaria. Puede que abra mi propia agencia en el futuro», dice.
Los precios en Pekín aumentaron un 11,4% el año pasado, mucho más que el promedio en las 70 principales ciudades del país (7,6%), según cifras gubernamentales.
La nueva construcción es 3,5 veces más cara que en 2001, cuando Pekín fue declarada sede olímpica, según la sociedad inmobiliaria 5i5j, que tiene más de 300 agencias en Pekín.
Las zonas más caras son las situadas junto a las instalaciones olímpicas y las nuevas estaciones de metro, que han contado con una ayuda gubernamental de 40 mil millones de dólares invertidos en mejoras de las infraestructuras y saneamiento del habitat urbano.
«Las implicaciones del aumento de las infraestructuras destinadas al desarrollo urbano de Pekín y al mercado inmobiliario son sustanciales», decía un informe de la consultora Jones Lang LaSalle.
No sólo se está convirtiendo Pekín en una ciudad más avanzada y menos costosa, sino que además las nuevas líneas y estaciones de metro originarán un nuevo crecimiento del mercado inmobiliario en las zonas menos desarrolladas, según ese informe.
En cualquier caso, el hecho de que el metro cuadrado de un apartamento nuevo en Pekín sea equivalente a un salario medio anual ha suscitado preocupación por una posible burbuja inmobiliaria que podría estallar después de la cita olímpica.
Las ventas cayeron este año después de que China aumentara los impuestos por haber adquirido una segunda vivienda en 2007, poco después de haber subido los impuestos y los tipos de interés para prevenir un estallido del mercado.
El debate sobre si el mercado inmobiliario está entrando en una espiral imparable ha hecho correr ríos de tinta en la prensa china.
Los analistas atribuyen la actual volatilidad a la frenética especulación durante el alza del mercado y a una actitud de «esperar y ver» cada vez más generalizada este año que está aplazando las actividades de compra.
Pero la inmensa población de Pekín (16,3 millones de habitantes) y el hecho de que la ciudad esté en su fase inicial de desarrollo son los fundamentos que incrementarán la demanda y mantendrán estables los precios en la ciudad después de los Juegos, según los analistas.
«Pekín es un hombre joven en términos de su momento de crecimiento y su fase de desarrollo», explica Zhang Yukun, consultor de inversiones de la agencia Centaline China. «Los Juegos serán sólo un factor acelerador para la ciudad y no algo contra lo que el crecimiento vaya a toparse».