La estatal brasileña de hidrocarburos Petrobras inició ayer su producción comercial de biodiesel con la puesta en marcha de su primera usina, en medio de polémicas sobre el peso de los biocombustibles en la crisis mundial de los alimentos.
La planta (la primera de tres que estarán funcionando aún este año) está situada en la localidad de Candeias, a unos 55 kilómetros de Salvador, capital del nordestino estado de Bahia, y posee una capacidad de 57 millones de litros de biodiesel al año.
Al inaugurar la fábrica ayer, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva apuntó que «Brasil no puede tener miedo de ese debate internacional sobre los biocombustibles. Nosotros queremos esa polémica, y no vamos a huir de ella».
Los biocombustibles pueden servir para cortar la dependencia del petróleo y para luchar contra el calentamiento global al reducir las emisiones de gases con efecto invernadero generadas por combustibles fósiles.
Pero varios expertos advierten que su producción masiva puede empujar al alza los precios de los alimentos; un argumento que Brasil, que está en la vanguardia mundial en materia biocombustibles, rechaza de plano.
Para profundizar esa discusión, Lula recordó ayer que Brasil realizará en noviembre una conferencia internacional para «conversar sin pasiones, pero con base científica, sobre esa supuesta competición entre los biocombutibles y los alimentos».
En su discurso Lula pidió moderación. «Vamos más despacio con las críticas y vamos a analizar las verdaderas responsabilidades por las emisiones de CO2, el calentamiento global y por el alza en los precios de los alimentos», dijo.
El presidente de Petrobras, José Sergio Gabrielli, reconoció en un discurso que el programa brasileño de biocombustibles sufre «ataques equivocados».
Esos ataques, dijo el ejecutivo, «atribuyen a nuestro programa problemas que no son de él. Desempeñaremos un papel central en los combustibles del futuro».
Para Gabrielli, la base que sostendrá la producción de biodiesel de Petrobras será «el impulso y la promoción de la agricultura familiar, que es el proveedor fundamental del programa, aportando oleaginosas que son apenas una parte de su producción de alimentos».
La jefa del gabinete ministerial, Dilma Rousseff, dijo que el programa brasileño ofrece «una solución al problema de las emisiones causadas por el uso de combustibles fósiles, y al mismo tiempo es una herramienta de combate al hambre, al apoyar la agricultura familiar».
Petrobras Biocombustibles, la empresa que controlará el programa de la estatal, nació con el plan de producir 4.570 millones de libros de biocombustibles ya en 2012. Para ello, podrá adquirir usinas ya existentes o establecer asociaciones estratégicas.
Todo el diesel vendido en Brasil ya contiene 3% de biodiesel y el plan original del gobierno de pasar a una mezcla de 5% en 2010 podría ser adelantada.
Para atender a la mezcla de 3% Brasil requiere de 840 millones de litros de biodiesel al año, volumen de que el país ya dispone, según los datos del Ministerio de Desarrollo Agrario. Por lo menos 40 mil agricultores familiares en todo el país ya producen oleaginosas para destinar al biodiesel.