Injusta y no objetiva


El presidente Colom entre sus declaraciones inusitadas, destacó que la prensa es injusta y no es objetiva, pues cuántas cosas no hizo el gobierno anterior y no se le criticó, ni se dijo nada. Vamos a suponer que el presidente está siendo objetivo en su apreciación, pero como mandatario y teniendo todos los recursos de asesorí­a a la mano, no debí­a de haber emitido esa desafortunada declaración, sin antes investigar las posibles causas, ya que si es cierto lo que él dice, más de alguna razón ha de haber.

Guillermo Castañeda Lee, R-19 No. 997, Teculután, Zacapa

Sin querer pecar y de llevármela de analista, pues a veces cada uno los hace de acuerdo a su conveniencia y al color de los trapos que viste, creo que hay que partir desde el punto de vista de que el periodista reportero busca información, pues es por lo que respira, vive y come, esperando transmitir al público la realidad de lo que está pasando, para que después los columnistas en forma más madura, lo analicen y digan lo que piensan sobre el mismo tema, a veces con carácter de recomendación.

Pero qué pasa cuando el periodista lo que encuentra son informaciones y declaraciones, que su único objetivo es desviar la atención o desacreditarlos como interlocutores y por ende desorientar a la opinión pública, con información que tienen sabor a mentira y que huele a leguas que le están viendo la cara. Entonces los periodistas reporteros, sencillamente transmiten lo que ellos creen que debí­an de haber recibido de información.

Otra de las razones que puede empujar al Presidente a creer en la falta de objetividad de la prensa, es que a veces se le insiste mucho en algún problema, pero esa no es culpa de la prensa sino que del propio gobierno, que da la impresión de que la oye como oí­r llover y no hace nada por resolver los problemas cuestionados. Como ejemplo de lo que digo, son los casos de haber nombrado a su familia polí­tica con cargos de más categorí­a que la de los propios ministros, que es según expertos constitucionales, es abiertamente ilegal. En lugar de reaccionar y consultar a los órganos competentes, haciendo eco de los cuestionamientos de la prensa desde hace más de seis meses, se hace toda clase de disimulado, como quien dice, no se oye padre… El único recurso que le queda a la prensa es insistir e insistir hasta que se le encuentre una respuesta adecuada al problema. Si se quiere desarmar a la prensa y hacerla más justa en sus apreciaciones, lo único que le queda es regresar al camino de la legalidad y que los servicios de información, le dejen de ver la cara a los reporteros.