El presidente peruano Alan García cumple hoy los primeros dos de sus cinco años en el poder con su popularidad de capa caída, pero con la economía en buen estado de salud, impulsada por una alta tasa de crecimiento y con el novedoso palmarés de exhibir la inflación más baja de Sudamérica.
Perú es hoy una de las economías más sólidas de la región de la mano de García, que se sacó el clavo en su segundo debut en el poder al convencer a los peruanos que ya no es el chico malo de sus propuestas estatizantes y populistas que dejaron en rojo los indicadores económicos en su primer mandato (1985-1990) cuando se convirtió en el mandatario más joven de la región con 36 años.
García aparece hoy, a sus 59 años, como un abanderado de la economía de libre mercado y de la inversión extranjera, que no reniega de su origen socialdemócrata y al frente de un gobierno conservador apoyado en su partido APRA.
La cereza en la torta es la calificación de grado de inversión otorgada por la consultora Fitch y la calificadora de riesgo Standard Poor»s, que concitó el aplauso de la comunidad internacional.
No menos importante fue la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos por parte de Washington, que regiría desde 2009. Y la reducción de la pobreza en 5 puntos porcentuales, que pasó de 44% a 39% de 2006 a 2007, según un informe del estatal INEI avalado por el Banco Mundial.
Detrás de este bienestar hay una paradoja: mientras en el exterior se percibe a Perú como un país que crece y un lugar factible para hacer negocios en América Latina, crece al mismo tiempo la sensación de que se va cocinando una bomba de tiempo a juzgar por la caída de su popularidad.
Los sondeos no favorecen a García: en julio su aprobación cayó a 26%, cuatro puntos menos que en junio, debido al incremento del precio de los alimentos y a la inflación, según un sondeo nacional de Ipsos Apoyo entre mil peruanos.
«Alan García no ha logrado convencer a los peruanos. Más del 70% de peruanos desaprueba su gestión», señala el líder opositor nacionalista, Ollanta Humala.
«La riqueza de nuestros suelo está destinada a favorecer al capital extranjero», denuncia Humala, un ex comandante respaldado por el presidente venezolano Hugo Chávez que perdió en 2006 la presidencia contra García.
«El modelo neoliberal impuesto por (el ex presidente Alberto) Fujimori desde 1990 ha sido continuado y ha profundizado las desigualdades existentes entre los peruanos. Necesitamos un estado fuerte», alega Humala.
El ex presidente Alejandro Toledo (2001-2006) acusa a su vez a García de «gobernar para una minoría», en una declaración con aroma de campaña electoral mirando las presidenciales del 2011.
Toledo, de 60 años, quien reclama haber abonado lo suyo para el éxito del crecimiento peruano, advirtió del riesgo de una desaceleración por dos peligros: «la inflación y (un déficit en) las cuentas corrientes por la caída del volumen de exportaciones».
«El lema del gobierno es «El Perú avanza», pero ¿hacia dónde y para quiénes?», señaló Toledo, quien pese a su ironía celebró que el país tenga «una economía sana que crece por encima del promedio de América Latina como región».
El PIB de Perú creció 8,9% en 2007 y 7% en 2006, y se estima que en 2008 superaría el 8%. A pesar de ello, 41% de peruanos rechaza la gestión de García porque no hay trabajo, según el sondeo de IPSOS-Apoyo.
El sondeo indica que el incremento de los precios de los alimentos y la inflación es el principal grito de protesta de quienes le dan la espalda al gobierno.
Frente a las críticas inflacionarias, un dolor de cabeza para García que dejó una hiperinflación de más de 7.500% en 1990, el gobierno lanzó una ofensiva mediática para explicar que esta se debe al alza internacional de los alimentos.
A junio de 2008 Perú tiene la inflación anualizada (5,7%) más baja de Sudamérica, que corresponde a su vez a la segunda más baja de América Latina, detrás de México, informó el Banco Central de Reserva como parte de esa campaña.