Brasil derrotó fácilmente por 5-3 a Italia, ayer en la final del Mundial de fútbol playa que se disputó en Marsella, sur de Francia, y conservó el título que había obtenido en las dos anteriores ediciones de la competición.
A primera hora, Portugal se impuso a España 5-4 por el tercer puesto del torneo.
En la final, el resultado no reflejó el claro dominio de los «auriverdes», que llegaron a los dos terceios del partido con una ventaja de 4-0.
Los ganadores demostraron facilidad técnica, sentido de la ubicación en la cancha y realizaron algunas jugadas espectaculares para el regocijo de los 6.800 espectadores (entre los cuales unos 800 VIP) que se dieron cita en la playa del Prado.
Un claro ejemplo fue el malabarismo de Benjamín para servirle el gol de cabeza a Sidney (4-0, 24″).
Un doblete de Bruno, máximo anotador de su equipo (7 goles), el primero tras un control certero del balón que significó la apertura (1-0, 9″) y el segundo con un disparo a un ángulo (15), luego llegarían otro de Sidney, y un quinto humillante de André (29).
Mientras tanto, en las gradas unos tamboriles brasileños daban ritmo y ambiente a la goleada.
Con Michel Platini y Didier Drogba entre los asistentes, Italia se recuperó sobre el final del partido gracias a un gol astuto de Palmacci (30), otro de tiro libre de Pasquali (34) y una gran jugada del hijo de Maradona, poco después de haber ingresado a la cancha (35).
«Cuando el Mundial se juega en Rio, parece normal que Brasil gane. Aquí teníamos mucho más que demostrar por lo que esta victoria es aún más importante», declaró Benjamín tras esta primera Copa del mundo organizada fuera de la playa de Copacabana, y al igual que en 2006 y 2007 ganada por su equipo.
A primera hora, Portugal logró el tercer puesto al imponerse a España por 5-4 en el duelo de la Península Ibérica. Los españoles comenzaron jugando mejor, pero una gran actuación de Madjer, que anotó un «triplete», puso a los lusitanos en el podio.