Urge educación en el tránsito


El tema de la educación en el tránsito, especialmente vehicular aún no ha sido totalmente agotado en nuestro entorno humano; muchos estudios se han realizado para buscar solución al congestionamiento humano y de vehí­culos en las ciudades, pero en el caso de Guatemala, no se ven resultados positivos.

Rolando Alfaro

Por otra parte, en esta columna de La Hora, sugerimos hace varios años que se modificaran los horarios de entrada y salida, tanto en colegios como en los centros de trabajo y no digamos de las universidades; sin embargo, poco caso se nos ha hecho y los resultados están a la vista.

Si bien es cierto que las municipalidades del paí­s, y en la región metropolitana, se han efectuado trabajos de cambio de ví­as y apoyo presencial de agentes de tránsito, ello, no ha sido suficiente ya que parte de los congestionamientos lo constituye, la mala educación de muchos pilotos automovilistas, hombres y mujeres, y los horarios que se han empecinado diversas instituciones en que sean los mismos de las actividades educativas y laborales de todos los guatemaltecos.

Lo anteriormente escrito, urge modificarlo, pues cuántos casos conocemos de escolares que no desayunan adecuadamente por correr a tomar la camioneta, trabajadores que incumplen los horarios, centros educativos congestionados y que castigan por no llegar los alumnos a su hora, congestionamientos en zonas de mayor acceso, deslaves, y en el peor de los casos, serios accidentes de tránsito.

Ejemplos existen muchos para muestro tema, pero citaremos los más notorios y de relevancia, así­: ignorancia de las normas de tránsito, desconocimiento de las reglas de urbanidad y buenas maneras, también hombres y mujeres, además, no utilizan los mencionados pilotos las señales de tránsito como pedir ví­a, usar luces de emergencia y de solicitud de cambio de carril, señalización adecuada en caso de detener los vehí­culos.

Asimismo, los agentes de tránsito muchas veces se colocan en lagares inapropiados al extremo de que provocan embotellamientos y la desesperación e irrespetuosas conductas de choferes maleducados. A ello, hay que señalar la poca pericia y verdadera irrespetuosidad de los encargados de manejar las camionetas de transporte público, que con raras excepciones se ganan el calificativo de patanes; amén de que tales transportes están en mal estado con emisiones de gases vehiculares tóxicos y contaminantes. ¿Quién controla a quién?, nos preguntamos.

Soluciones, por lo tanto, hay diversas, pero las que más se hacen necesarias son: programas de educación vial, anuncios en los medios de comunicación social, creación y fortalecimiento de patrullas escolares de tránsito con el propósito de que los futuros ciudadanos conozcan las señales del tránsito, medidas de emergencia, normas de cortesí­a, consideración con las personas de la tercera edad, y normas cí­vicas que demuestren que los guatemaltecos no somos lo que en los últimos años se nos ha querido señalar a nivel nacional e internacional.

Finalmente, las autoridades respectivas, deben comprender que es de interés nacional modificar ciertos patrones de conducta en materia de tránsito, a efecto de armonizar la convivencia humana entre propios y extraños, no hacerlo simplemente es no querer a Guatemala.