En relación a directores escolares (I de II)


El domingo 15 de junio de este año, en el Programa Libre Encuentro, la doctora Alison Borden, de Nuevo México, Estados Unidos, mencionó varias veces al Director y su función como lí­der educativo. No escuché sin embargo, que la discusión tomara muy en cuenta estas menciones y casi se soslayó el tema, sin considerar la importancia que el Director tiene en la administración educativa y la necesidad de estar preparados para acompañar a los maestros y a las comunidades en su quehacer educativo.

Raymond J. Wennier

Son dos las áreas que tiene la Administración Escolar: La Administración Administrativa propiamente dicha y la Administración Educativa. Una depende de la otra para que programas de excelencia se pongan en práctica, en un ambiente logí­sticamente adecuado para asegurar un mayor provecho de todos los actores que intervienen en el proceso educativo.

Si Guatemala quiere tener buenos Directores Escolares y que nuestra educación sea excelente, el Mineduc debe actuar y tomar decisiones impostergables.

La primera decisión que debe hacer para asegurar una excelente dirección escolar, es decidir si quiere que el Director Escolar ejecute ambas funciones o si las separa. En ambos casos, puede investigar centros educativos nacionales que las unen y otros que las separan. En los dos casos hay experiencias muy valiosas y positivas. Mucho depende de la capacitación y de la comunicación que se da en estos centros.

El 29 de abril de 2004, envié estas sugerencias a la Señora Ministro anterior; nuevamente las hago a la actual Ministro, pues creo que hay que ordenar la casa. Sin un liderazgo escolar continuo, fuerte, maduro, capaz y flexible, los problemas continuarán.

Corno primer paso, habrá que crear un Centro de Recursos Académicos y Humanos en cada departamento. No se asusten, ni es caro ni es más burocracia; es reforma. Este centro será el vehí­culo de cómo y dónde realizar una enseñanza avanzada para formar Directores. Usando este sistema, la enseñanza se da por etapas de logros pero, a la vez, indefinido como aprendizaje continuo.

Para iniciarlo, habrí­a que hacer un inventario de profesores universitarios en cada departamento y quienes serí­an los candidatos para impartir clases al alto nivel que el programa requerirí­a. Este inventario identificarí­a además, a otras personas con cualidades sobresalientes y que serí­an recursos para otras actividades.

Cualquier persona podrí­a inscribirse para ser candidato, si llena el perfil requerido, y las Direcciones Departamentales podrí­an buscar excelentes candidatos también.

La anterior sugerencia es factible, urgente y por supuesto descentralizadora. Los aspectos a considerar son:

1. Voluntad polí­tica de hacer las reformas estructurales a un sistema caduco y no continuar parchando.

2. Hacerlas con toda legalidad. Revisar la legislación actual sobre el tema.

3. Sobre todo, revisar el escalafón. Si se requiere de mayores cualidades y requisitos académicos para optar a ser Director, hay que ofrecer a cambio, mejores oportunidades, iguales para mujeres que para hombres, lo que no es una realidad hoy dí­a. Hay que responder a las necesidades actuales, incluidas las de autorrealización.

Al buen maestro nunca se le pagará lo suficiente.

Continuará

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