Grecia Aguilera
Alguna vez Margarita Carrera le dijo a Jorge Luis Borges: «usted es Homero». El escritor argentino a su vez le preguntó a ella: «Y usted, ¿quien es?», Margarita pensando en Odiseo respondió: «Â¡Nadie!». Solamente una persona como ella pudo responder así, esto significa que lleva todo un cargamento de sabiduría, y al mismo tiempo, el deseo de aprender y conocer cada vez más, en el continuo suceder de la vida. Como decía el filósofo León Aguilera, únicamente los seres humanos que son grandes de espíritu pueden ser humildes, y por su estado constante de discípulos, lograrán entonces, en algún momento, llegar a columbrar el «Sacro Alcázar» del conocimiento. Margarita Carrera, filósofa, poetisa, ensayista, periodista, primera mujer graduada en Letras de la Universidad de San Carlos en 1957, primera mujer que hizo su ingreso a la Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española, en 1967. «Premio Nacional de Literatura Miguel íngel Asturias» en 1996. Ha publicado 16 libros de ensayo. Uno de los más famosos, «En la mirilla del jaguar», contiene la biografía novelada de Monseñor Juan Gerardi, publicado por el Fondo de Cultura Económica en el 2002 y con una segunda edición en el año 2005. Este volumen forma parte importante de la historia de los derechos humanos en Guatemala. La sorpresa de Margarita para este año 2008, es que no solamente fue invitada el pasado 29 de mayo -por el Comité Organizador del II Congreso Internacional de Escritoras y Compromiso, a celebrarse en Madrid España- para leer su poesía, sino que en dicho acto le fue entregado su último poemario titulado en latín: «Iracundiae Dea» (Diosa de la Ira), el cual es el volumen número 221 de la Colección Torremozas, que edita poesía femenina escogida, de España y Latinoamérica. Dentro de esta gema literaria, Margarita nos presenta una serie de poemas en los que nos demuestra el profundo conocimiento que posee de la psique humana, su erudición de la historia universal, en especial del Renacimiento y sobre todo nos revela también como una constante, su yo interno, intrínseco, personal y taxativo. El libro se divide en cinco secciones tituladas así: «Canto a mí misma», en la que se encuentra el magnífico poema VI dedicado a la ira; «Veinte epigramas»; «Holocausto» que contiene los «Poemas de sal y lepra»; «Endecasílabos a la memoria de Borges» y la última sección, «Erotismos», en la que se encuentra un poema dedicado a la diosa de la belleza, Afrodita. Enseguida comparto con ustedes dos excelentes poemas del libro titulado «Iracundiae dea», de la filósofa Margarita Carrera, quien ha puesto muy en alto el nombre de Guatemala en Madrid, España.Afrodita
Afrodita,
tómame de la mano
condúceme
donde están los inmortales
que tallaron mi cuerpo y mi alma
donde está Efesto
y su fuego que moldeó
mi coraza legendaria
horizonte de fuego
donde los ancianos y su lenta marcha
y los niños que huyen día a día
de la eternidad serena
después del descenso a los Infiernos
prepara mi espacio en el Paraíso
y tú, Beatriz,
no me contagies tu pudor insensato
no lo necesito
celebra, oh diosa sensual,
la magnificencia de tu gloria
que los dioses inmortales
me acojan dentro de su seno
Afrodita eterna,
reverdece mi resplandor antiguo
hazme fruta del árbol prohibido
y que mi canto matinal
navegue con las velas
del silencioso mar tumultuoso
aleja de mí a Diana
la virgen la pura la insensata
aléjala hoy y siempre
aléjala
VI
Oh rabia demoledora
oh ira que te rescata íntegra
oh silencio que aprieta el pecho
oh amargura de donde a borbotones mana la sangre
oh isla perdida en la nostalgia presente
oh caverna del grito callado hacia dentro
Oh sangre roja que se torna negra
que no se borra sino con otra sangre y fuego
oh Clitemnestra hecha de odio
oh Medea fecundando el insomnio
oh luz que solloza los perdidos ayeres
oh zumbido del agua que cae al precipicio
oh fiera de puntiaguda cola
oh pétreas riberas del Flegetón
oh Malebolge en medio del maligno campo
oh estrecho sendero
hacia el último foso
oh diosas y dioses del singular castigo
oh lectores de este
poema puente de ira
oh muchedumbre de serpientes
oh miserias de un ayer ignoto
oh glorias y versos y cánticos futuros
oh silencio que protege el alma
oh sendero de vida y muerte
oh divinidad que derrumba el muro
oh peña abierta de tus entrañas
oh madre tierra que los malvados infaman