Lograr los objetivos de seguridad será la mejor honra


Algunas veces resulta difí­cil escribir respecto de las calidades de las personas fallecidas, porque cuando se tuvo amistad con ellas pareciera muy oficioso decir las bondades que demostraron en vida; ese es mi caso el dí­a de hoy. Carlos Vinicio Gómez Ruiz y í‰dgar Hernández Umaña, ministro y viceministro de Gobernación, quienes fallecieron hace ocho dí­as en el cumplimiento de su deber como funcionarios públicos.

Fernando Mollinedo

El doctor Carlos Vinicio Gómez Ruiz, serio, callado y analí­tico se granjeó la amistad de muchas personas de diferentes estratos económicos que vieron su interés por mejorar la calidad de vida de la población guatemalteca en materia de seguridad. Su incansable labor en pro del mejoramiento de condiciones para los integrantes de las fuerzas civiles de seguridad le otorgó el respeto del conglomerado policial.

Su trabajo en el Ministerio del Interior se concentró en la profesionalización de los integrantes de la Policí­a Nacional Civil; la implementación formal del pensum de estudios de la Academia de Formación Policial de la PNC a efecto de evitar en el futuro procesos de «depuración».

El reconocimiento social a su labor, anunciado por el presidente Colom, en el sentido que la Academia de Formación Policial lleve su nombre, es un acto justo para quien se interesó en esa faceta policial que ha sido descuidada por administraciones gubernamentales anteriores, en sus aspectos pedagógicos y técnicos.

El licenciado Edgar Hernández Umaña, acumuló una gran experiencia durante su vida laboral en la institución policial y de hecho la aplicó en el campo privado con sus estudios jurí­dicos; durante su corta gestión como Viceministro encargado del despacho de Seguridad, fue el factor clave para la aplicación y desarrollo de los planes concebidos en el tema de la actividad policial.

Ambos, se preocuparon por la problemática del actual Sistema Penitenciario y tengo entendido que estaban por concluir algunos trabajos que cambiarí­an los aspectos administrativos y operativos en forma sustancial; el primer paso fue, la REINAUGURACIí“N DE ACTIVIDADES DE LA ESCUELA DE ESTUDIOS PENITENCIARIOS.

Los dos apostaron por la EDUCACIí“N, para lograr cambios de fondo en las instituciones de seguridad bajo su mando; un ejemplo más, es la CREACIí“N DE LA ACADEMIA DE FORMACIí“N POLICIAL a inaugurarse en los próximos meses en el municipio de San Juan Sacatepéquez.

LA íšNICA FORMA DE EDUCAR ES FORMAR, entendiéndose como la acción humana de criar, educar y adiestrar; el Sistema Penitenciario y la Policí­a Nacional Civil no escapan de estas acciones que urge implementarlas para un futuro seguro de la población. Ojalá no se quede en el tintero el plan de formar la Escuela de Estudios Migratorios. EN DONDE ESTí‰N, AMIGOS, RECIBAN EL AGRADECIMIENTO POPULAR POR SU ESFUERZO.-