Todo el público se puso de pie y con un prolongado aplauso admiró la gran proeza: Glenn Cunningham había demostrado que era posible correr una milla en 4.4 minutos y con eso rompía el récord mundial.
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El estadio entero parecía estremecerse de júbilo, ya que todos conocían la historia de Cunningham.
Este hombre, a los 8 años quedó atrapado en un incendio y antes de que pudiera escapar de las llamas, el pie izquierdo se le quemó.
Los dedos y gran parte del tejido muscular de ese miembro, se perdieron para siempre.
Aunque los médicos le dijeron que nunca podría caminar, él no les hizo caso, y con esfuerzo empezó por andar, luego aprendió a correr, hasta que en 1938, volaba como un águila sobre las pistas.
LOS ESFUERZOS EXTRAORDINARIOS SON LOS QUE HACEN AL HOMBRE EXTRAORDINARIO.