El presidente conservador polaco Lech Kaczynski asestó un nuevo golpe al Tratado de Lisboa, redactado para mejorar el funcionamiento de la Unión Europea, al negarse a ratificarlo por estimar que carece de objeto después de ser rechazado en referéndum por Irlanda.
«Por el momento, la cuestión del Tratado no tiene sentido», dijo Kaczynski, considerado un euroescéptico, citado por la edición en línea del periódico polaco Dziennik.
El Parlamento polaco había ratificado en abril el tratado destinado a reformar el funcionamiento de las instituciones europeas. Pero para ser definitiva, la ratificación debe contar con la firma del presidente.
Bronislaw Komorowski, presidente de la cámara baja del Parlamento polaco y uno de los aliados clave del primer ministro europeísta Donald Tusk, criticó hoy la decisión de Kaczynski.
«Esta declaración me sorprende y me preocupa, todavía más teniendo en cuenta que fue el propio presidente quien negoció este tratado», declaró Komorowski a la cadena de televisión privada TVN24.
«Espero que esto sea sólo un cambio de humor», afirmó Komorowski considerando que el presidente debería modificar su parecer y aprobar el tratado como acordó con sus pares europeos.
Los votantes irlandeses rechazaron el Tratado de Lisboa en un referéndum el 12 de junio, poniendo en peligro los planes de reforma de la UE, dado que el texto debe ser ratificado por los 27 países miembros para entrar en vigor.
Irlanda fue el único país en convocar una consulta popular para aprobar o rechazar el Tratado, que retoma las grandes líneas del proyecto de Constitución Europea (rechazado en 2005 por Francia y Holanda en sendos referéndums).
Los otros 26 países de la UE optaron por ratificar el texto por vía parlamentaria.
La defección de Lech Kaczynski representa un duro golpe a los esfuerzos del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que pretendía, durante su presidencia semestral de la UE que comenzó hoy, limitar el problema de la ratificación a Irlanda.
El rechazo de Polonia se une a las dudas de la República Checa, donde la ratificación del tratado está lejos de materializarse por el euroescepticismo de una parte de la derecha en el poder, incluido el presidente Vaclav Klaus.
«Es difícil decir cómo va a acabar ésto. Por el contrario, la afirmación de que no hay Unión si no hay tratado, no es seria», consideró Kaczynski.
El presidente polaco hizo hincapié en el hecho de que ese mismo razonamiento fue utilizado tras el «no» francés y holandés a la Constitución en 2005.
«La UE ha funcionado, funciona y continuará funcionando», dijo Kaczynski, que agregó que «seguro que no es ideal, pero una estructura tan complicada no puede ser ideal».
En la última cumbre celebrada en Bruselas, los dirigentes europeos afirmaron que el proceso de ratificación continuaría, pero aceptaron una petición de Irlanda para no tratar de buscar una solución a la crisis antes de la próxima cumbre, que se celebrará en octubre.
El presidente polaco y su hermano gemelo, el líder de la oposición parlamentaria Jaroslaw Kaczynski, criticaron la Carta de Derechos Fundamentales, vinculada al Tratado, afirmando que permitiría a Alemania reclamar la restitución de propiedades perdidas por alemanes cuando se redefinió la frontera entre los dos países tras la II Guerra Mundial.
También, según los hermanos Kaczynski, obligaría a la muy católica Polonia a reconocer los matrimonios entre homosexuales.