La lucha por la Madre Tierra y la defensa de la naturaleza tiene sus héroes en el siglo XXI, resultado de la manipulación y confrontación que han propiciado los empresarios en la comunidades rurales.
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Quién iba imaginar que la explotación de los recursos naturales iba a causar conflictos y muerte entre habitantes indígenas, pero debido a los acontecimientos en San Juan Sacatepéquez se comprueba que la tierra, además de ser un medio para sustentar la alimentación rural, es materia comercial para la acumulación de las riquezas oligárquicas.
Raúl Castro Bocel y Francisco Tepeu Pirir, son héroes indígenas, quienes han derramado su sangre por la explotación de los recursos naturales. Castro Bocel fue asesinado violentamente hace tres años y seis meses por elementos de la Policía Nacional Civil en Los Encuentros, Sololá, cuando la población del lugar se opuso al traslado de una maquinaria de explotación minera hacia el departamento de San Marcos (09/01/05). Tepeu Pirir perdió su vida derivado del enfrentamiento entre vecinos que apoyan y rechazan la instalación de una planta de la empresa Cementos Progreso en la aldea San Antonio Las Trojes, San Juan Sacatepéquez (21/06/08). En este último hecho evidencia que los representantes de la empresa compraron a algunos líderes para agenciar apoyo y minimizar el rechazo del pueblo. Vecinos afirman que tres actuales concejales del municipio han sido subordinados y a Tepeu Pirir, ex alcalde auxiliar, quien objetaba el proyecto, cambió de opinión por Q150 mil que le ofreció la Cementera y antes de morir sólo le cumplieron la entrega de Q20 mil. Es lamentable esta maniobra y las arbitrariedades del despojo de tierra a la población indígena, pues así han hecho con la población de Sipacapa, San Marcos; Ixcán, Quiché y El Estor, Izabal.
Es evidente la estrategia utilizada por los grupos empresariales para alcanzar sus objetivos -seguir explotando este país-, es dividir a la población que les hace resistencia, lo que les genera crisis interna y por ende un debilitamiento del movimiento organizado, lo que conlleva al empresariado no encontrar obstáculo alguno para seguir enriqueciéndose. En varios lugares se han comprado parcelas de tierras de campesinos a cambio de precios miserables, porque se tiene información que allí existen minerales o son tierras apropiadas para la instalación de hidroeléctricas, extracción de petróleo y construcción de proyectos turísticos.
El sector económico patrocina todos los problemas nacionales, puesto que al sobornar, desinformar, chantajear y amenazar seguirá impulsando proyectos neoliberales. Durante los procesos electorales nos imponen candidatos presidenciales, lo cual sólo forja violencia, provocando la muerte de medio centenar de personas como sucedió durante 2007. En el tema social, las leyes son casuísticas, que permiten la vulnerabilidad de los derechos de los ciudadanos. En lo cultural, se excluye y se discrimina a la población indígena. Y en el plano económico, los empresarios y terratenientes son los beneficiados por tantos tratados comerciales, mientras que los medianos y pequeños productores son pisoteados. Finalmente, el gran capital es el beneficiado por las políticas de militarización, manifestadas mediante los Estados de Prevención.