En opinión de algunos funcionarios, cuando hablan de la implementación escalonada de la reforma fiscal, la crisis durará este año y empezará a normalizarse la situación en el 2009, razón por la cual confían en que se pueda ir aumentando paulatinamente el ingreso fiscal. Sin embargo, los indicadores internacionales no permiten alentar el mismo optimismo, sobre todo cuando vemos que a la par que el dólar se sigue derrumbando frente a otras divisas, el petróleo continúa con alzas constantes que hacen pensar a los expertos que en unos meses podremos estar hablando de precios por barril arriba de los ciento sesenta dólares.
El esfuerzo de Estados Unidos, secundado por la ONU, para impulsar una mayor producción de petróleo utilizando a Arabia Saudita como punta de lanza dentro de la OPEP, terminó siendo infructuoso por varias razones, pero entre ellas porque aunque incrementen la extracción de crudo, la capacidad para refinarlo es limitada y no se podrá resolver ese problema en el corto plazo.
De suerte que la expresión optimista que hace algunos días manifestó en la radio el Vicepresidente, al decir que ya estaba bajando el precio del crudo porque en un día retrocedió el precio respecto a los indicadores de la jornada anterior, no tiene ningún fundamento y tenemos que pensar que esta crisis va a durar más de lo que los ingenuos creen porque se trata de una combinación de factores que repercuten en el estilo de vida de toda la especie humana.
Es imperativo que se piense ya en la necesidad de ir modificando estilos de vida y que aprendamos a vivir en la cultura del ahorro luego de años en los que la sociedad de consumo nos llevó a una cultura del desperdicio. En efecto, los recursos que parecían inagotables están, para decir lo menos, convirtiéndose en muy caros por la demanda mundial que aumenta más que la capacidad para producirlos y de esa cuenta deberemos cambiar algunos hábitos y sacrificar algunas comodidades que parecían ya parte sustancial de nuestro estilo de vida.
Obviamente en el plano de los energéticos es en el que más rápido tenemos que aprender a ser ahorrativos, porque los precios actuales los hacen imposibles para mucha gente y además el consumo desmedido de los derivados del petróleo presiona para mantener el alza irrefrenable de los precios. En Guatemala seguimos teniendo problemas por la ausencia de instrumentos para, por ejemplo, alentar y estimular el uso de transporte colectivo y el gobierno en vez de invertir en el diseño y ejecución de un sistema eficiente, sigue inyectando dinero a los transportistas que le ayudaron financieramente en la campaña. Si los funcionarios no abren los ojos y entienden que la crisis va para largo, pueden terminar pagando un alto precio por su torpeza.