Adentro del clóset…


«…decimos no al miedo. No al miedo de decir, al miedo de hacer, al miedo de ser».

Eduardo Galeano, escritor uruguayo.

Ricardo Marroquí­n
rmarroquin@lahora.com.gt

En mayo de 1895, en medio del conservadurismo de la época victoriana, el escritor irlandés í“scar Wilde fue condenado a dos años de trabajos forzados por el delito de sodomí­a, o lo que es lo mismo, actos homosexuales. Wilde logró sobrevivir a los tormentos de la prisión pero la marca de la experiencia le quedó grabada para siempre y terminó hasta la muerte en un barrio parisino.

La realidad de Guatemala 113 años después no es muy diferente; las posturas son casi igual de rí­gidas en cuanto a la libertad de cada persona a decidir con quién compartir la mesa, el sueldo, la almohada y el sueño.

Frente al doble rasero, caracterí­stico de nuestra sociedad, que pretende esconder y castigar cualquier tipo de diferencia, hace algunos meses, algunos afiches fueron colocados en varios puntos de la ciudad. «Soy lesbiana. Adentro del clóset estás sola, afuera estamos juntas», logré leer varias veces cuando el bus en el que viajaba disminuí­a la velocidad.

También vi cómo fueron puestos estos mensajes cuando la mayorí­a de los «normales» dormí­a, entre la oscuridad y el silencio de cada noche. De dí­a ellos y ellas también existen. Al igual que existen los demás grupos poblaciones que sin importar si son mayorí­a o minorí­a, son discriminados, excluidos y vistos como «anormales» por el sólo hecho de optar por un camino que al poder más conservador no se le ronca la gana aceptar.

En materia de identidad sexual, algunos grupos pretenden curarse en salud y el rechazo social y cultural no les basta. Parece que han escuchado de los grandes pasos que se han dado en España, Argentina, Ciudad de México y California, por ejemplo, y se han alistado para la nueva cruzada en contra del ejercicio libre y soberano de la sexualidad a través de la aprobación de leyes para «definir el matrimonio».

Hasta el momento ningún grupo organizado ha impulsado la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero quienes están acostumbrados a silenciar voces han querido adelantarse a las intenciones.

Durante la pasada campaña electoral, grupos evangélicos lograron obtener una promesa de la mayorí­a de los candidatos presidenciales, una postura que demostró la total incapacidad de los actuales lí­deres polí­ticos para encaminarse por criterios de apertura e igualdad: rechazar cualquier tipo de iniciativa que reconociera los derechos civiles de las personas sin importar la preferencia sexual.

Sin embargo, existe una voz que no está en la mejor disposición de dejarse matar, una voz muy suave todaví­a, pero que a través de la aceptación rompe con uno de los cercos que intentó amordazarla. Este sábado, por la tarde, volverá a escucharse por las calles del Centro Histórico.