El candidato presidencial republicano, John McCain, prometió hoy combatir el cambio climático sin sacrificar el crecimiento económico, una posición opuesta a la del presidente Bush sobre el tema.
McCain, al contrario que Bush, se pronunció a favor de las reducciones obligatorias de gases de efecto invernadero durante un discurso de campaña en Santa Barbara (California, oeste).
Antes de 2020 las emisiones de gases de efecto invernadero serán reducidas a su nivel de 1990 «y así sucesivamente hasta que lleguemos a 2050 con una reducción de al menos 60% respecto del nivel de 1990», dijo el candidato. Esto puede realizarse «manteniendo el ritmo de crecimiento económico», aseguró.
Explicó que su plan tenía por meta «darle a las empresas estadounidenses estímulos y nuevas recompensas por investigar, en lugar de imponerles nuevos impuestos y nuevas órdenes a seguir», aseguró McCain, quien criticó implícitamente el programa de su adversario demócrata, Barack Obama, también favorable a las reducciones obligatorias de las emisiones.
McCain habló en presencia del gobernador republicano de California, Arnold Schwarzenegger, quien se opuso a su llamado a realizar nuevas perforaciones petroleras en el mar.
El candidato republicano había justificado las perforaciones frente a las costas estadounidenses alegando que, a pesar de que no harán bajar inmediatamente los precios del petróleo, tendrán «un impacto psicológico» que permitirá que Estados Unidos tenga un mayor control de su futuro energético.
El candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, siguió arremetiendo hoy contra su rival, John McCain, después de que uno de los asesores más leales del republicano dijera que un ataque terrorista en territorio estadounidense beneficiaría sus aspiraciones de llegar a la presidencia.
A pesar de las disculpas expuestas por el asesor, el estratega de campaña Charlie Black, y del desmentido del propio McCain, el equipo de campaña de Obama señaló que el lapsus de Black había desenmascarado las tácticas electorales de los republicanos, que se reducen a la «política del miedo».
Richard Ben-Veniste, miembro de la comisión oficial investigadora sobre los atentados del 11 de setiembre de 2001, afirmó que Black había delatado «una cándida y muy decepcionante idea del pensamiento» que hay detrás de la campaña de McCain.
Hablando para la campaña de Obama, Ben-Veniste, evitó sugerirle a McCain que despidiera a Black, quien le hizo recordar el uso que hizo el presidente George W. Bush del tema de la seguridad nacional en la elección de 2004.
Pese a su retórica confrontativa hacia China, los candidatos a la Casa Blanca Barack Obama y John McCain adoptarán probablemente actitudes conciliadoras con Pekín, si en noviembre logran convertirse en el próximo presidente de Estados Unidos, opinaron expertos.
Pekín genera inquietudes y hasta enojos en Washington, principalmente debido a la poco transparente escalada de su poderío militar, la intransigencia de su política monetaria y la degradada situación de los derechos humanos.
China también puso en jaque la supremacía militar estadounidense en Asia y algunos expertos auguran que el gigante asiático, cuyo sector manufacturero está en franca explosión, podría en cinco años ser capaz de montar los «componentes básicos» de una superpotencia.
El presidente estadounidense, George W. Bush, y sus predecesores recientes, establecieron todos la necesidad de lograr que funcione la relación entre el país más desarrollado del mundo y la mayor economía emergente mundial, señalaron expertos, según quienes los senadores Obama y McCain llegarán dentro de poco a la misma conclusión.
«Cuando se trata con una superpotencia económica de tal magnitud, uno no se muestra deseoso de confrontación a menos que lo empujen contra las cuerdas», dijo de su lado John Tkacik, un ex experto en China del Departamento de Estado.
«Y China es simplemente un actor económico demasiado importante como para confrontarlo cuando eso no es necesario», agregó Tkacik, actualmente en la conservadora Fundación Heritage de Washington.