El proceso de reforma educativa es sumamente amplio, y en Guatemala intentó, desde el principio, distinguirse del modelo del resto de las reformas en América Latina, impulsadas generalmente por organismos internacionales como el Banco Mundial, quien otorgaba los préstamos y los asesores, mientras los países sólo debían integrar las escuelas y maestros.
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A criterio de Francisco Cabrera, miembro del Colectivo Educación para Todas y Todos e integrante por ocho años de la Comisión Consultiva para la Reforma Educativa, creada en 1997, por medio del Acuerdo Gubernativo 748-97, la mayoría de procesos de reforma educativa han dado resultados negativos, porque comúnmente se formulan «desde los escritorios y a veces desde el extranjero».
Según Cabrera, la reforma educativa de Guatemala pretendía diferenciar, primero por el contexto de la diversidad cultural del país, porque se hace en el marco de los Acuerdos de Paz, y principalmente por la participación ciudadana. «Se pensó la reforma educativa como un movimiento social y no como un documento», aduce.
Generando confianza
En un país con una tradición antidemocrática como Guatemala, los diez años que se llevan implementando la reforma educativa se han invertido en generar confianza, porque el planteamiento de la misma no contempla únicamente un cuestionamiento al sistema educativo.
Creo que hacer reforma educativa en el país significa ir contra la corriente porque esta afecta, no sólo lo que ocurre en el modelo educativo, sino lo que sucede en el país. Cuando comenzamos creímos que sería una discusión técnica, pero de lo que se ha hablado en estos diez años ha sido del modelo educativo y del modelo ideológico del país», señala Cabrera.
Proceso extraviado
El proceso de reforma educativa se perdió en alguna medida, según Cabrera, cuando se centró en la construcción de los nuevos currículos nacionales. «Se perdió el criterio participativo y se enfocó en discusiones técnicas muchas veces alejadas de la realidad», critica.
Tienen una concepción tan compleja, que al final lo que sucede en las escuelas es que la mayoría de maestros no lo conocen y los que lo conocen no lo comprenden y quienes más o menos lo entienden no saben qué hacer con él», advierte Cabrera, al hablar sobre las dificultades que han detectado en maestros para la comprensión del nuevo Currículo Nacional Base.
Acompañamiento
Recientemente se anunció la implementación de un programa en conjunto con el Ministerio de Educación y la Universidad de San Carlos de Guatemala, para capacitar a docentes. Al respecto, Cabrera advierte que los modelos donde el docente universitario llega a dar clases a los maestros, para que estos algún día apliquen sus conocimientos, no son funcionales.
ÂgLo que se requiere es cambiar los modelos de capacitación por uno de acompañamiento, porque muchos maestros pueden cambiar pero no saben cómo hacerlo», puntualizó.
Finalmente Cabrera estima que la reforma educativa aún es materia pendiente, «de lo que está puesto en papel únicamente 5% de avance se ha tenido y es únicamente el currículo de primaria.
En Guatemala ha sido un proyecto muy soñado, hay que preguntarle más al maestro, no decirle qué tipo de apoyo necesita, hay que hablar más con los padres y madres de familia que son quienes más saben, obviamente no nos van a dar las respuestas técnicas
No obstante, reconoció que la política educativa fue rechazada por el sector sindical magisterial y las agrupaciones de discapacitados, luego de su presentación, el 29 de agosto recién pasado. Aún falta lo relacionado al presupuesto, reforma jurídica, calidad educativa; tenemos una bonita reforma, pero de papel», sentenció.