«Hay que quemar el cielo si es posible por vivir».
Silvio Rodríguez
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Ese no era él. Reducido a una imagen que sale bien en las impresiones de playeras, gorras, bolsos y en cuanto producto se pueda, las ideas del Che, su ejemplo, su aporte a la Revolución Cubana y a la región latinoamericana, parecieran quedarse de lado. El sábado pasado hubiera cumplido ochenta años.
Del ser humano que se las jugó todas por la «construcción del hombre nuevo» para la nueva sociedad, nos queda ahora el ícono heroico con ciertas características divinas imposibles de imitar. Sin embargo, llevarlo como un tatuaje no basta.
Seguramente él nunca lo deseó así. A los jóvenes, por ejemplo, interesados tanto por la búsqueda de formas alternativas de vida, siempre los invitó a un compromiso verdadero, que estoy seguro, va mucho más allá de la apariencia, esa imagen falsa que se satisface con no tomar coca cola y tocar tambores en las marchas.
Aquí, algunas de las recomendaciones del Che a los jóvenes integrantes de la Juventud Comunista de Cuba: «No tendrán que buscar qué es lo que a la juventud le va a gustar. Ustedes serán automáticamente juventud y representación de lo más avanzado de la juventud. No tengan nunca miedo, los que son jóvenes, jóvenes de espíritu sobre todo, de preocuparse de qué es lo que hay que hacer para agradar. Simplemente hacer lo que sea necesario, lo que luzca lógico en un momento dado. Allí la juventud será dirigente. Porque el socialismo ahora, en esta etapa de construcción de socialismo y el comunismo, no se ha hecho simplemente para tener nuestras fábricas brillantes, se están haciendo para el hombre integral, el hombre debe transformarse conjuntamente con la producción que avance, y no haremos una tarea adecuada si solamente fuéramos productores de artículos, de materias primas, y no fuéramos a la vez productores de hombres».
«Aquí está una de las tareas de la juventud, impulsar, dirigir con el ejemplo la producción del hombre del mañana, y en esa producción y en esa dirección está incluida la producción propia, porque nadie es perfecto ni mucho menos, y todo el mundo debe ir mejorando sus cualidades mediante el trabajo, las relaciones humanas, el estudio profundo, las discusiones críticas, todo eso es lo que va transformando a la gente».
«Esas son las tareas, y lo fundamental es que la juventud comprenda dónde está situada, y cuál va a ser su tarea fundamental. Que no la jerarquice más allá de lo que deba, que no se considere el centro de todo el universo socialista, pero sí se analice un eslabón importante, muy importante, que es el eslabón que apunta al porvenir».
Quizá, cuando por fin se logre la disposición para construir una nueva sociedad, la imagen del Che, como ícono gráfico, desaparezca, y muchas otras surgirán.