El liderazgo puede llegar a convertirse en una forma de vida, pero, y esto es lo básico, ese liderazgo puede ser usado para el bien o para mal. Me explico, la humanidad, a lo largo de su historia ha tenido líderes como Hitler o Stalin, que han regado la senda de su camino de dolor y muerte y hay otros, como Juan Pablo II o la Madre Teresa que, por el contrario, han llenado de bondad, caridad y amor al prójimo, sobre todo al más débil y desposeído, cada paso que han recorrido por este nuestro mundo.
En Guatemala, ocurre igual. Aquí tuvimos una guerra sucia en donde 200 mil perdieron la vida particularmente en manos del Ejército y, en mejor medida, de la guerrilla, en tanto, otros líderes como Juan Gerardi, perdieron la suya por el hecho de luchar contra la muerte y defender la verdad.
Pero existen los «líderes», entre comillas, que han proliferado en los últimos cincuenta y cuatro años, que han sido «líderes» en corrupción, en asesinatos, en despojos, en venganzas, robos, humillaciones, indignidades y desprecio a todo valor natural.
Vea para los tres organismos del Estado y encontrará una historia de ladrones que como Serrano y Portillo, son prófugos de la JUSTICIA DEL NUNCA JAMíS PORQUE NUNCA LLEGA; observe el Legislativo y observará la podredumbre que se despliega, vea a la contraloría, encargada de velar por el buen manejo de los fondos públicos y encontrará a dos «contralores», (Abadío y Dubón Palma), presos y condenados por robar; vea al Organismo Judicial y encontrará campantes y muy pagados de sí mismos a jueces venales y corruptos; vea municipalidades donde hay alcaldes que ganan desde Q120,000 al mes hasta la mínima suma de Q50,000, vea sindicalistas que no sólo no trabajan sino que ganan salarios y hacen negocios millonarios; vea a empresarios que una vez lanzaron lo que iba a ser una campaña de «solidaridad social» y que pasó a convertirse en el emblema de siempre: tener más y más, sin importar que otros mueran de hambre; vean a ONGS que viven de lo que ingenuos y entrometidos gobiernos extranjeros les pagan… En fin, en todo esto, siempre están los «líderes» que por lo general nacen en los partidos políticos.
Han existido en nuestros medios líderes que vivieron y murieron con dignidad, coherencia y honestidad en aras de ideales partidarios como Víctor Manuel Gutiérrez, Manuel Galich, José Manuel Fortuny, Juan José Orozco Posadas, Manuel Colom Argueta y tantos otros. Pero son los menos, lamentablemente.
Como mencioné en una ocasión, de Colombia traje en un escudo de madera, labradas estas palabras: «Política: la mejor manera de crear falsos amigos y verdaderos enemigos», aunque prefiero lo dicho por Montesquieu en el «Espíritu de las Leyes» (lectura obligatoria para los que estudiamos derecho y ciencia política): «La corrupción de cada régimen político comienza casi siempre por la de los principios en que se funda». Aquí, entre nosotros, el problema se agrava, porque los regímenes políticos o no tienen principios, o son una interrelación de principios personales, corruptos, venales, deshonestos y lo peor, consuetudinarios.
Por eso me da risa que aún haya quienes se insulten y casi lleguen a las trompadas por defender a sus líderes políticos como ocurrió, para variar, en el Congreso: ¡hágame usted el favor! Los líderes políticos de hoy, son parte del negro destino que se cierne sobre el país sin que se vea una luz al final del camino.
Aunque la política, analizada desde su perspectiva científica sea atrayente, desde el punto de la realidad que a diario vivimos es repugnante. Por eso es que después de haber transitado 10 años (1983-1993) por esos senderos, muchas personas que en realidad me estiman pero pecan de ingenuos casi siempre me preguntan: ¿Y vos, por qué no seguís en la política? La respuesta es obvia mis amigos: echen una mirada a la política actual y se darán cuenta. No hace falta explicación alguna, pese a que algunos idiotas trataron de desprestigiarme porque pensaron que «me iba a meter en política». Ve de qué de al pelo…